El museo Solomon R. Guggenheim apuesta fuerte por el arte latinoamericano y la instalación con una gran retrospectiva de los treinta años de carrera de la colombiana Doris Salcedo (Bogotá, 1958). Basándose en la difícil situación social de su Colombia natal, retrata el racismo, las desigualdades sociales o las injusticias que ocurren por todo el planeta, empleando para ello objetos domésticos, muchos de ellos de uso prácticamente diario.

Pasear por las salas de exposición, que ocupa nada menos que cuatro pisos del gran museo neoyorquino, provoca una gran inquietud: el silencio y sobriedad de las piezas llenas de recuerdos, de historias, que se van desvelando poco a poco, en la mayoría de los casos, en una cruel, dolorosa, realidad. Esto no impide, sin embargo, una enorme sensibilidad poética.

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Mientras que la guerra es representada en Atrabiliarios (1992-2004)mediante zapatos usados preservados en una especie de nichos cubiertos de fibra animal; A flor de piel (2012), compuesta por una delicada mortaja de pétalos de rosa químicamente preservados como homenaje a una enfermera brutalmente torturada y asesinada en Colombia. Lo siniestro también está presente en muchas de sus composiciones desde los inicios de su carrera, modifica elementos cotidianos con fibra animal.

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A pesar de la dureza que las temáticas transmiten a las instalaciones y esculturas, es también un último acto honorífico para las víctimas, pues como la misma Salcedo dice: “el arte puede restaurar la dignidad que ha sido arrancada de las víctimas en el momento de sus muertes violentas”.

Artista: Doris Salcedo
Fechas: Hasta el 12 de octubre de 2015
Lugar: Solomon R. Guggenheim, Nueva York

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