Ana Maya (Madrid, 1980). Vive y trabaja desde Altea. Técnico Superior de Artes Aplicadas a la Escultura por la Escuela Superior de Arte y Diseño de Sevilla (2003), Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Miguel Hernández de Elche (2010). Estudios que alterna con proyectos de Restauración de Patrimonio y Obra Escultórica.
Trabaja alrededor de su propia biografía, sobre la herencia emocional y cultural familiar. Sus delicadas piezas en alabastro, mármol, cerámica o dibujos nos hablan de ella, de su actualidad, pero también de su pasado, de su memoria, de su historia.
PAC – ¿No es curioso como una persona tímida habla en su obra de su intimidad, de su biografía? ¿Es necesario, es coherente, es un exorcismo, es superación?
A.A.- El arte, en todos sus aspectos, tiene una función reparadora para la persona. Lo que una no sabe contar con palabras, de su interior, debe contarlo de otra forma. Hablo de mi biografía, es mi referente, lo que conozco mejor y me da pistas para tomar conciencia de quién soy. Es bonito ver cómo tu obra llega a otras biografías, es reflejo de otras vidas y de otras emociones. Entonces mi obra ya no soy yo. Lo más importante es que se conozca mi obra y no cualquier disfraz de artista que yo pueda llevar. Los sentimientos están tan codificados que, en el desarrollo de una obra, van descodificándose, o no. Cuando pasa el tiempo, entiendes mejor tu propia obra que en el momento que estás creando.
PAC- El silencio, lo invisible, la dificultad que entraña su representación, tu pareces encontrarte a gusto, ¿no?
A.A.- Sí… para pasar desapercibida yo, “por no molestar” -que diría mi madre- (risas). En el silencio hay tantas cosas… Lo no dicho es igual o más importante que lo que se dice. Lo invisible me gusta, porque te obliga a tener que acercarte más y más a lo que quieres ver y si aún así no ves, tienes que imaginar y sentir.
La serie «Huellas-herencias» tiene muchos de los suspiros de mi abuela, algo invisible. (“casi n’a”, lo que había en esos suspiros…). Algunos de los materiales con los que me gusta trabajar, como es el alabastro, para mí tienen connotaciones religiosas, se usaba en las tallas que se colocaban en las iglesias, por su apariencia translúcida. Esto, y el modo de realizar las piezas, forman parte de la representación de esos silencios, de la construcción de lo invisible, mediante una mecánica litúrgica.
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PAC- El archivo, la memoria, la huella, la herencia, pilares de tus trabajos, ¿es necesario recordar para no olvidar?
A.A.- La dirección de mi obra es desde el presente al pasado. Mi mirada se dirige a la herencia familiar y vuelve al presente, no tanto para no olvidar como para tomar conciencia de quién soy.
La realización de mis piezas tiene un ritmo lento, hay mucha pausa. Me gusta detenerme en un detalle, mimarlo y darle importancia a objetos que pasan desapercibidos pero que conforma ese imaginario personal y familiar.
La realización de un archivo con huellas, basado en una herencia familiar muy centrada en la herencia femenina, es una forma de mimar-mimarme, perdonar-perdonarme y continuar en el presente ligera y volátil sin mucha arena en los bolsillos.
PAC- Siguiendo el lema de Hipócrates (Ars longa, vita brevis). ¿El arte es capaz de detener el tiempo, de paralizarlo?
A.A. – El arte sincero, verdadero y bueno, sí perdura. El arte y la creación permiten elegir un instante, concentrarte y detenerte en un momento concreto, observarlo, girarlo para verlo con diferentes miradas. De una manera consciente no me dedico al arte para perdurar en el tiempo, aunque inevitablemente es una huella, una marca o un mínimo recuerdo que va quedando.
Referente a paralizar el tiempo, recuerdo cuando mi abuela estaba enferma, tenía la necesidad de detener el tiempo y guardar todos los detalles, todos sus silencios, los suspiros, la forma en que se ponía los pendientes y ese olor a puchero… Recuerdo todo el tiempo que estuve realizando el “archivo” de «Huellas-herencias», sacando moldes a un jabón que le trajo mi tía de Inglaterra, el pastillero, el dedal, la cenefa de ganchillo que dejó sin terminar porque ya no veía muy bien, me parecía tan bello…
PAC- Tu situación personal, tu reciente maternidad, ha propiciado que trabajes la orfebrería, el dibujo ¿era algo latente, algo que querías hacer o producto de las circunstancias?
A.A.- El trabajo en plata es algo que llevo tiempo trabajando. Ya en piezas de alabastro incluyo elementos en plata, como es la obra «Escrúpulos». Ahora lo estoy llevando más a lo comercial, a la joyería y el diseño de complementos. Coincidiendo con mi maternidad tenía ganas de indagar otros caminos que me hicieran falta otros recursos más fáciles para mí, como es el tiempo y los formatos pequeños. Esto me ha llevado también a disfrutar mucho del dibujo, aunque también estaba ya presente, pero más como proceso creativo que como obra, ahora el dibujo se convierte en pequeñas obras que luego podrán o no, traducirse en obra pictórica o escultórica.
La serie «Niña de leche» está inspirada en mi hija, totalmente, aunque suene un tópico. La maternidad es como un espejo de una misma. Te da la oportunidad de conocerte para lo bueno y para lo malo, de volver sobre tus pasos y mirar de frente a tu propia infancia. Es una entrega total a la vida…
PAC- ¿Es fácil compaginar vida personal y artística?
A.A.- Es todo lo fácil o difícil que una quiera, pienso que depende de la situación de cada persona, y que la maternidad es una excusa perfecta para paralizarte, hay que estar muy alerta. Para nosotros, personalmente, que no tenemos familia cerca, la vida la llevamos con una organización casi matemática para guardar un huequito del día, para poder tener un espacio de concentración después de las nanas y los cuentos.
La dificultad que yo he tenido, después de terminar Bellas Artes, ha sido encontrar un espacio físico donde poder montar un taller poder realizar las piezas y crear un espacio donde poder concentrarte y crear. Pero insisto en que una no se puede quedar en la queja, si no existe el espacio perfecto, hay mil formas de crear y desarrollarte artísticamente. Aunque de todas formas, cada circunstancia y momento puede ser inspirador, sólo hay que observar, abrir el corazón, crear y soñar.
PAC- ¿Proyectos a corto (o largo) plazo?
A.A.- Me resulta muy difícil cortar una serie y trabajar sobre algo diferente. No se separar casi ni los títulos. Unas piezas se contaminan de otras, de unas salen otras y mi discurso creativo es muy parecido respecto a los conceptos y por lo que todavía tengo esculturas en alabastro latentes. Aunque precisamente mis nuevos proyectos giran mucho entorno al dibujo y al álbum ilustrado. Además de continuar mi última serie «Niña de leche», serie infantil para adultos, que construye un camino de ida y vuelta desde la infancia para conectar con la parte adulta en el mensaje. Viene de la idea de los mapas conceptuales, que ya en la serie anterior estaban presentes, los mensajes a modo de esquemas se describen mediante el dibujo y flechas direccionales a elementos concretos referentes al interior, a la emoción.
Etiquetas: Ana Maya Última modificación: 7 septiembre, 2023
Es una artista sincera, auténtica y generosa en sus creaciones. Gracias Ana!!!
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