¿Qué significa coleccionar? ¿Se trata de un atesoramiento, de un conjunto de obras reunidas? o ¿va mas allá de la mera acumulación de piezas? ¿Cuantas obras hace falta tener para poder decir que poseemos una colección?
Los Gabinetes de Curiosidades
La idea de la colección como tesoro se remonta a la propia historia del hombre, mostrando la colección como una forma de acumulación que produce prestigio por la exhibición de lo poseído y, al mismo tiempo, ligada a lo oculto de los templos, palacios reales y criptas. Es un fenómeno del que se tienen referencias desde 5000 años A.C. es por tanto una actividad muy ligada a la naturaleza social del hombre eBay, el sitio de comercio electrónico más grande del mundo y que surge en un principio como una página en Internet que buscaba colocar una plataforma para que los coleccionistas encontraran personas con intereses similares y pudieran intercambiar productos.
Gabinetes de Curiosidades, Cuartos de las Maravillas o Cámaras de las Maravillas (Wunderkammer). Con estos sugerentes nombres se denominaban las colecciones creadas, sobre todo entre los siglos XVI y XVII, para recopilar todos aquellos objetos, plantas, animales y minerales raros que en aquella época llegaban de las cuatro esquinas del mundo. Las grandes exploraciones ampliaban de forma antes impensable el conocimiento del mundo y los científicos se enfrentaban a una avalancha de especímenes desconocidos que era necesario sistematizar y clasificar.
Nobles y eruditos comenzaron a coleccionar las curiosidades traídas en los viajes. Pero estas colecciones despertaban la curiosidad, no sólo de los científicos, sino también del público que asistía fascinado a estos gabinetes atestados de fósiles, minerales, extraños animales disecados, insectos, artefactos quirúrgicos, grabados, objetos extraños de oriente, esqueletos, etc.
Y no sólo las ciencias naturales se daban cita en los cuartos de las maravillas, sino que también comenzaron a recopilar obras de arte y piezas arqueológicas.
Los gabinetes solían organizarse en cuatro categorías: Naturalia (criaturas y objetos naturales), Exotica (plantas y animales exóticos), Scientifica (Instrumentos científicos) y Artificialia (Antigüedades, obras de arte y otros objetos creados por la mano del hombre). Las colecciones de Naturalia, a su vez se dividían en fu nción de los tres reinos que se consideraban entonces: Animalia, Vegetalia y Mineralia.
Desde una perspectiva marxista, el coleccionar arte ha sido un elemento vicario utilizado por las clases dominantes para ejercer su poderío. Durante la Edad Media, donde la iglesia ejerce un poder omnímodo, la elaboración de los objetos artísticos está mayormente dedicada a enriquecer los lugares de culto.
A partir del Renacimiento, al tiempo que la iglesia amplía a límites casi insospechados ese desarrollo, surge un arte laico, destinado al consumo de las clases gobernantes y de la alta burguesía. Y no es casualidad que los mayores coleccionistas se encuentren entre la realeza y nobleza de aquellos países europeos que acumularon grandes riquezas entre los siglos XV y XVIII.
Durante la Ilustración, Adam Smith ya plantea el problema que representaba el significado de la rareza y lo costoso en aquellos objetos cuya apreciación no estaba «destinada al prudente y al sabio, pero si al rico y poderoso, al orgulloso y al vanidoso».
Es que los ricos y poderosos no pueden admitir en sus jardines un ornamento que pueda ser poseído por la gente más humilde, concluye Smith. Este sentimiento de exclusividad que caracteriza el comportamiento de la aristocracia inglesa, sería luego reemplazado, más de un siglo más tarde, por una relación más venal que domina la escena norteamericana, según lo describe Thorstein Veblen. En su libro, Teoría de la clase ociosa (1899), este teórico social sostiene que basta que el objeto sea costoso para que sea aceptado como canon de belleza.
De algún modo el coleccionismo es un medio de expresión que crea a través de elecciones estéticas. «El verdadero coleccionista es un artista al cuadrado. Elige cuadros y los cuelga de la pared. En otras palabras: pinta una colección«. Marcel Duchamp.
Baudrillard (2003) apunta, el coleccionismo puede avanzar y convertirse en la mitología que, en sustitución de la religión, permita dar una respuesta al hombre frente a la angustia del tiempo y de la muerte.
«Cualquier conjunto de objetos naturales o artificiales mantenidos fuera del circuito… de un museo en un espacio cerrado dispuesto a tal efecto y expuesto a la vista» decía Krisztof Pomian (1934).
Coleccionar es un intento baladí de ordenar un mundo desde fragmentos.
El coleccionista tiene como principios de su teoría de su conocimiento el asumir una perpetua incompletitud, la decisión de valorar los restos y las ruinas, el recuperar lo minúsculo y olvidado para convertirlo en parte de un axis-mundi.
El coleccionista no pretende hacerse de nada valioso salvo para quien colecciona. El valor de cada pieza, sin el coleccionista, pierde su sentido.
Coleccionar implica apropiarse de un léxico, de una practica y de una estética hecha de nombres, formatos, ediciones, lugares.
La historia de una colección es la historia de su adquisición: los vínculos que genero, las oportunidades que se tomaron o se perdieron, lo que falta, lo que sobra, lo que esta, lo que debería estar, lo que no debe estar.
La colección debe ser, por definición, algo inútil. En ella alcanza su valor: es la lucha por apropiarse del orden del tiempo y de las formas.
Los fragmentos de una colección siempre son opacos, y solo muestran su sentido en su combinación y acumulación.
La ética y la estética del coleccionismo se rige por un solo criterio: el detalle.
El coleccionista es conservador: considera que existe un mundo que se destruye y destruye, y su labor es rescatar piezas de un mundo que ya no está. Cada pieza condensa una época completa.
La colección es lo opuesto al canon, ya que el criterio que la ordena es el deseo, la casualidad, la obsesión, la espera.
Una colección comienza en cualquiera de sus piezas, y no termina nunca. Todo es susceptible de ser coleccionado, arrancado del tiempo y de sus formas.
El Coleccionista como Alquimista (Benjamin) transformador de objetos y como Guardián de la Historia.
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