Superar lo geométrico. José María Bermejo y Miguel Ángel Rodríguez Silva en la sala Gran Capitán (Granada)

by • 19 junio, 2019 • Exposiciones, Granada, PinturaComments (0)1697

Las primeras propuestas abstracto geométricas hacían su aparición en el contexto artístico español a finales de los años 50 y principios de los 60. Las novedosas indagaciones, basadas en la experimentación formal y conceptual del lenguaje geométrico, irrumpían en un marco profundamente informalista, corriente a la que se le atribuía un carácter espiritual, profundo y trascendental que entroncaba a la perfección con la identidad española respaldada por el franquismo. El arte abstracto geométrico, por su parte, fue descartado y denostado por buena parte de la crítica: su aparente frialdad formal y sus aspiraciones científico-matemáticas tuvieron mucho que ver con su rechazo. Los primeros momentos de la abstracción no serían fáciles para quienes decidieron “juguetear” con lo geométrico, sin embargo, dicha circunstancia no frenaría en absoluto su desarrollo, convirtiéndose en una de las corrientes estéticas más prolíficas en artistas y actividades durante las décadas de los setenta y los ochenta. La experimentación geométrica sigue viva hoy día, ofreciéndonos nuevas inquietudes, formatos y, en definitiva, horizontes que divisar. Espacios Comunes es, precisamente, una muestra de los derroteros que esta indagación ha tomado en el presente, a través de la obra de dos artistas de distintas generaciones: los sevillanos José María Bermejo (Olivares, 1952) y Miguel Ángel Rodríguez Silva (Olivares, 1960). Ambas obras convergen, sin llegar a diluirse la una en la otra, en la sala de exposiciones Gran Capitán de Granada hasta el 23 de junio.

Miguel Ángel Rodríguez Silva. Figura Naranja de Cadmio

La cuestión generacional pesa bastante en esta exposición. Bermejo, ocho años mayor que Rodríguez Silva, vivió una etapa de experimentación abstracto geométrica especialmente intensa. Debemos pensar que en el año 1973, José María ya está presente en el concurso para jóvenes artistas convocado por la galería Juana Aizpuru, del que fue ganador, y que desde entonces viene indagando en el color y la geometría, los dos pilares básicos de su obra. Aunque la cuadrícula geométrica hispanomusulmana sigue presente en su pintura (cada vez más sutil y tenuemente), esta última serie, titulada “Pintura Continua III Fase”, carece de un elemento básico que siempre la caracterizó: el patrón. En pinturas anteriores, Bermejo había apostado por lo modular, reiterándolo de manera consciente y obteniendo unas redes matemáticas en las que el blanco y el negro dialogaban con tintas monocromas básicas (amarillo, azul y rojo, principalmente); ahora, José María elabora sus lienzos tratando de incluir la dirección y el movimiento imprevisto, introduciendo lo inesperado en sus sistemas geométricos, otorgando a lo puramente racional cierto espíritu orgánico. También se refleja el cambio en los colores elegidos para el fondo y las redes geométricas: grises, azules y naranjas matizados, muy alejados de aquellas tintas planas primarias. Sin lugar a dudas, Bermejo se encuentra experimentando con los límites del lenguaje racional, tratando de encontrar la pulsión humana en ello. Quizá este sea el punto de conexión con el trabajo de su compañero, Miguel Ángel Rodríguez Silva. Perteneciente a una hornada de artistas posterior, Rodríguez Silva afronta la experimentación geométrica desde una perspectiva más contemporánea: la textura y lo matérico. Sus grandes paisajes monocromos están construidos sobre metal, material cuya naturaleza interactúa con la química y la densidad de la pintura, manifestándose y generando “accidentes geográficos” que son más o menos perceptibles. Engañan desde lejos la sobriedad de su estructuras y la planitud de sus colores, descubriendo al acercarnos pequeños empastes, texturas distintas al resto de la superficie pictórica que poéticamente nos hablan de la imposibilidad de la perfección, o quizá de la sublevación. La pintura de Rodríguez Silva nos obliga, por tanto, a mirar desde todos los ángulos y puntos de vista, a escrutar el soporte pictórico, acercándonos y alejándonos, como si se tratase de un ejercicio de peritaje.

Vista de sala. Obras de José María Bermejo

Si las primeras experiencias abstracto geométricas en nuestro país ponían distancia con la emoción y el gesto de la pintura informalista, extremando la poética de un lenguaje artístico apegado a la matemática, hoy día, y concretamente en Espacios Comunes, el arte geométrico se convierte en una suerte de metáfora de la denominada “sociedad modular”, proponiéndonos formas de escape o evasión. Este espacio común no solo hace alusión a la convergencia de ambas obras en los muros de la sala expositiva de Gran Capitán, también habla de la búsqueda de la pulsión vital dentro de sistemas aparentemente objetivos, racionales y asépticos. Acaso ambos artistas están evidenciando con su obra la eterna necesidad humana de romper con una normativa que no tiene en cuenta nuestras imperfecciones y auténticas necesidades; o quizá estén hablando de nuestra propia naturaleza, siempre en equilibrio y tensión entre la razón y el sentimiento. Sí podemos afirmar que desde un lenguaje puramente geométrico, Bermejo y Rodríguez Silva cuestionan los principios de este, generando así numerosas interpretaciones poéticas en las que lo normativo es punto de partida y obstáculo a superar.

Vista de sala. Obras de Miguel Ángel Rodríguez Silva

Artistas: José María Bermejo y Miguel Ángel Rodríguez Silva
Fechas: Hasta el 23 de junio de 2019
Lugar: Sala de exposiciones Gran Capitán (Granada)

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