Nos acercamos al trabajo del artista Marco Prieto, uno de los creadores más prometedores del panorama artístico nacional. En esta charla, nos cuenta cómo entiende el arte, cómo ha ido evolucionando su estilo y qué hay detrás de sus obras creadas. No os lo perdáis.
“Empecé a ser artista cuando me empezó a interesar lo personal y por lo tanto lo emocional”
Marco Prieto

¿Cómo fueron tus inicios como artista?
Ilusionantes y turbulentos. No puedo evitar hablar del inicio sin hacer referencia a la presencia de lo emocional como eje entorno al que se construye la personalidad del artista. Es decir, creo que empecé a ser artista cuando me empezó a interesar lo personal y por lo tanto lo emocional, y cuando empecé a trabajar y a vivir a través de ello. Cuando de adolescente mis amigos acudían a mí para calmar sus dudas emocionales, o proponía en el grupo debates existenciales, auguraba sucesos que podrían ocurrir o ayudaba a otros a expresar sus sentimientos. Todo ello servía de inspiración a un chaval que llegaba a las tres de la noche un viernes y, en el silencio de un adolescente un poco embriagado, ponía un papel de acuarela en una tabla y se ponía a pintar aquellas cosas. También tenía relación con más gente que practicaban otras disciplinas artísticas, compartiendo multitud de inquietudes.

En bachillerato y en la carrera, mi círculo social acabó siendo mayoritariamente artístico y pude desprenderme de ese yo introvertido, excéntrico y raro que se nos estipula a los artistas. Comenzaron a valorarme otros compañeros y profesores. Acudiendo cada vez más a la esfera profesional del arte, mientras sorteaba algunos vestigios hippyescos, bizarros y bohemios que se propagan en la facultad, pude conocer sus dinámicas y entender cuál era el camino y la estrategia que debía tomar para poder dedicarme a lo que más me gusta. Suspender proyectos de pintura en el último curso, me dio la fuerza necesaria para creer en mi trabajo, fue una prueba en la que me hice fuerte en mi amor propio: el ego se transformó en trabajo y confianza. También aprendí mucho sobre la disciplina y el fracaso.

Finalicé la carrera con algunos contactos dentro de la escena madrileña y comencé a trabajar con disciplina. El primer año constituí un estudio de producción con otros compañeros de la facultad, que también era espacio alternativo (Espacio PROA, con Lydia Garvín) donde hacíamos eventos y exposiciones.
Tengo que agradecer infinitamente el apoyo de mis padres que pudieron pagarme los estudios y conseguí convencerles para que me ayudasen a pagar los primeros años de taller. También a aquellas personas que me impulsaron y creyeron en mí al principio. Comencé exponiendo en pequeños espacios alternativos, proyectos y galerías emergentes. Vendí el primer cuadro con veinte años a doscientos euros. Fue fundamental para mi obra coincidir con los sucesos del movimiento 15M para empezar a articular el concepto que defiendo ahora, donde el poder estaba en pugna y la violencia se desveló, aunque por poco tiempo, como herramienta.
“Mi trayectoria es un continuo aprendizaje sobre cómo hacer las cosas, una constante ecuación de medidas entre lo personal y profesional.”
Marco Prieto

Háblanos sobre tu trayectoria.
Creo que mi trayectoria es un continuo aprendizaje sobre cómo hacer las cosas, una constante ecuación de medidas entre lo personal y profesional. No voy a contar todos los sitios por donde he pasado, ni todos los momentos importantes, solo los más emocionantes. Como punto de partida, en 2014, decidí ser artista plástico y me empeñé en inventarme algo nuevo, una decisión que considero bastante valiente ya que el mundo está plagado de gente derrotista que considera que “todo está inventado”. El trabajo del artista es el de ser creador.

Después de investigar intensamente referentes, historia, filosofía, política y sociología, moda, cine; conseguí hallar un camino que me resultaba interesante, satisfactorio y apasionante. Pero sobre todo que me iba a permitir desarrollar un estilo propio, el cual ya era reconocible desde sus orígenes hasta el día de hoy. Es cierto también que cada exposición que he ido realizando, cada venta, cada consejo han sido claves en el desarrollo de mi obra y han ocurrido puntos de inflexión en determinados momentos. Lo de afuera ha de tenerse en cuenta.
El punto fuerte de mi obra y por la razón que conseguí arrancar fue por el proceso de pintar retratos a golpes, algo espectacular que atraía a proyectos emergentes y pequeños espacios expositivos. La residencia A Quemarropa, que tuve el placer de disfrutar en 2015 me ayudó mucho. Además de conocer a otros compañeros, los agentes que vinieron a visitarnos entre galeristas, comisarios y críticos, me enseñaron como proyectar la obra, darle empaque, dirigirla para desarrollarla y mejorarla. Algo que considero fundamental con la perspectiva del tiempo. Con ello participé en varias ediciones de Se Alquila Proyecto y otros eventos performativos. Tuve mis dos primeras exposiciones individuales: una en Valdemoro, donde estaba viviendo por entonces y otra en el centro cultural Alfonso X El Sabio en El Puerto de Santamaría (2014-2019), donde en ambas pintaría en directo en la sala de exposiciones a modo de estudio. Es necesario tener visión y observar qué necesita tu obra en qué momento y para qué.

En Art House Holland, modifiqué la paleta de colores, volviéndolos más saturados y más atractivos. También incluí los fondos degradados. Introduje los barridos de color y exageré la descomposición en el retrato. Esto, además de darle una nueva dimensión a mi obra, me abrió puertas comercialmente. Comencé a exponer en mejores sitios, una feria en Suiza, lo que me ayudó a realizar algunas ventas. Más tarde tuve la oportunidad de exponer en Conde Duque, “El Arca: Lecturas contemporáneas del archivo de villa” comisariada por Pía Ogea, que me permitió crear más allá de la pintura, donde plantee una instalación participativa. Aquello me sirvió para repensar mi obra y desarrollarla en otras circunstancias más conceptuales y escenarios más instalativos. También gracias a la colaboración con influencers y cantantes como Heretics, Lola Indigo, Fernando Costa o Gran Khan me dieron visibilidad.

Durante la pandemia investigué profundamente sobre el significado de la libertad e hice un proyecto relacionado con ello, experimenté mucho. Me brindó un punto de vista contemplativo del mundo, lo que daría lugar más tarde a desarrollar lo que yo llamo la corporeidad del gesto o bajada a tierra. Que se resume en otorgar un entorno realista a mis personajes y convertir el gesto del golpe en cuerpo. Darles un sentido, un estatus (2019-2023). Algo que marcaría el siguiente punto de inflexión y que se vería formalizado en la exposición “Facta, Non Verba” en Galería Modus Operandi comisariada por Oscar García. Se introduce el tercer giro: el relato. Que aunaría la simbología, el paisaje y los personajes; dando lugar a la dimensión narrativa en mi obra. Previamente había expuesto en Chicago, Truborn Gallery, piezas parecidas que fueron un tremendo éxito. Durante este periodo y hasta ahora, expongo mis trabajos en galerías emergentes como La Panartería, 95 Art Gallery, Canal Gallery o Arteuparte. Y en ferias como JustMad, MARTE o SUMMA. Recientemente comencé a pintar murales desde el festival de arte Meninas de Canido.

Actualmente estoy desarrollando obra en torno a la abstracción, con un enfoque más calmado y apacible, cuyo resultado ha sido expuesto en La Panartería. Exposición individual titulada “La Brecha”, comisariada por Oscar García. Considero que mi trayectoria ha sido bastante orgánica, pero ardua. Empezar desde abajo sin tener ningún contacto en el sector es difícil pero hay que saber trabajar y ello puede implicar modificar tu forma de estar para ser más accesible, prestar atención a lo que de verdad importa, desestimar los murmullos y centrarse en los hechos. Tengo que agradecer especialmente la calidad humana de las personas con las que actualmente trabajo, sin ellas hubiera sido tremendamente difícil llegar hasta donde he llegado.

¿De tu trabajo qué obra destacarías?
El Caos. Es una obra que pocas veces ocurre y que llevaba mucho tiempo mascullando en mi cabeza. Tenía claro los elementos que tenían que aparecer. Cuando eres capaz de plasmar tu imaginación casi al cien por cien, es un hito. El caos en sí es algo que me interesa muchísimo, ya que entra en discordia con esa capacidad de ordenar un gesto que a priori es destructivo.
Conceptualmente también me parece de las obras mejor armada, porque nos plantea si el ser humano es el generador del caos o sin embargo el caos es parte de la naturaleza de este mundo y el humano no está libre de ello, pues pertenece a este mundo. A pesar de ser probablemente la obra menos comercial que he pintado nunca, creo que es la más realista en cuanto a reflejar el estado de la humanidad actualmente.

“El arte es el último y el único reducto humano en el mundo”
Marco Prieto
¿Qué temáticas están presentes en tu trabajo?
La organización de la violencia es el eje central, me interesa la capacidad que podemos tener para transformar la violencia como cuerpo. También me interesa poder representarla así y no como algo concreto, si no como una entidad corpórea con la cual nos identificamos todos. Esto me lleva directamente a poder crear una mitología contemporánea en la que la violencia está en diferentes ámbitos, escenarios o paisajes, se comporta de manera distinta o tiene diferentes atributos. La simbología también es parte fundamental, ya que contiene todo el poder atribuido a la parte más visceral del ser humano y que conecta con la fe más radical. De alguna forma la simbología opera cuando el texto fracasa y la teoría pasa a ser parte de un sentimiento con el que te identificas, confrontas y propagas.

¿Cómo es tu proceso de trabajo?
Físicamente, me divierto mucho. Dando golpes a diestro y siniestro, controlando la cantidad de pintura, la fuerza con la que la golpeo, el tamaño de los pinceles. Es como jugar a los dardos pero en nivel extremo, ya que me resulta muy complicado deshacer los golpes y cuánto más certeros sean, mejor. Mi objetivo es construir identidades, cuerpos, a partir de un gesto destructivo como es el golpe, utilizando la pintura como vehículo que permite un registro. Es complicado porque de alguna forma es “impugnar a la mayor” en el sentido de organizar la gestualidad, heredera de la abstracción, ordenarla hacia la figuración. También es asumir el caos como parte del proceso. La aleatoriedad y lo inesperado del golpe, así como la concentración que pueda tener mi mente en ese momento, juegan un papel fundamental en el proceso. Muchas veces algo que ha salido bien se ve pisado por un golpe errático. Y hay que volver a empezar.

Conceptualmente, me mantengo en búsqueda activa e intento mantener una relativa actualización de todas las disciplinas culturales: música, moda, teatro, cine, política, religión, historia, etc. además de que me apasionan los relatos míticos y la narrativa mitológica y simbólica. Me apasionan las fábulas y, de hecho, me encanta hacer fábulas de la cotidianeidad en mi cabeza. Creo que es algo que me es muy útil a la hora de ser contemporáneo, el hecho de encontrar elementos, desde lo general hasta lo particular, que no caduquen y sigan siendo temas importantes a lo largo de la historia. Desde la imaginación me despierta una frase, un símbolo que de repente veo o un paisaje poco común, fruto de un acontecimiento. A partir de ahí elaboro una suerte de mitología que bien podría haberse descrito hace años pero que de repente se ve actualizada por alguna coyuntura y vuelve a estar de nuevo en la palestra. Acto seguido encuentro cómo se organiza la violencia para con ese suceso, que forma tiene, como se expresa y qué actitud porta. Es difícil de definir un proceso tan abstracto, pero es cierto que realizo un viaje desde lo más puntual de un suceso hasta las profundidades más existenciales del ser humano. Creo que en ese recorrido, de las ideas al material, de lo alto a la superficie, se encuentra lo que hay que contar. También puedo encontrar un camino desde lo subterráneo hasta la superficie, es decir puede haber una dirección desde mi parte más personal e íntima a lo superficial. Ocurre a veces y son obras que vienen dadas y no hay q pensarlas mucho. Normalmente hago un boceto previo, la composición es lo que más me cuesta.

¿Qué es el arte para ti?
Para mi es el último y el único reducto humano en el mundo. El arte es aquello que genera el ser humano que exclusivamente es humano, es decir: es el hecho que reivindica la humanidad por encima de la supervivencia. Y que, por lo tanto, lucha contra la naturaleza. Trasciende a lo físico del mundo material y abre las puertas a la existencia del alma, habilitándonos para su representación y permitiendo lo que llamamos “la expresión”.
De un modo menos abstracto, es sencillamente la representación del relato de las civilizaciones en los momentos históricos, sociológicos, políticos y culturales.

Creo que los artistas hemos de estar pendientes de las tendencias estéticas que gobiernan el mundo, de alguna forma hay q ser honestos ya que no es únicamente el toque divino lo que causa la inspiración, o el don de la creatividad. Nada más lejos de la realidad. Es que si queremos pertenecer al momento, hemos de estudiar el momento. Para lograr desvelar las dinámicas de las tendencias y anticiparnos a ellas.
¿Puedes adelantarnos algo de tus próximos proyectos?
Están cambiando muchas cosas, y a veces la velocidad me da un poco de vértigo. Hay algunos proyectos en el aire, de momento no puedo desvelar con certeza ninguno.