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En la propuesta visual de Bruno Lattes (@9cons.xyz) no hay espacio para la indiferencia. Su trabajo nos coloca frente a un espejo incómodo, uno donde lo espiritual no ha desaparecido, simplemente ha cambiado de forma. Las imágenes que construye, con ayuda —o mejor dicho, en colaboración— con la inteligencia artificial, nos muestran un mundo en el que la tecnología ya no es herramienta, sino tótem. No es solo medio, es fin. Es presencia.

Lo verdaderamente poderoso de su obra no reside solo en lo visual, aunque lo visual sea desbordante: una estética pop-surrealista llena de color, referencias cruzadas y composiciones que bordean el exceso con una precisión casi quirúrgica. Es en la elección de lo simbólico, en cómo dispone a sus figuras —monjes futuristas, deidades tecnológicas, reliquias cuánticas— que se produce la provocación. Sus imágenes no pretenden gustar. Pretenden activar. Invitan a pensar lo que muchas veces no queremos ver: que el futuro que nos parecía lejano ya está aquí, y lo estamos reverenciando en forma de pantallas, algoritmos y dispositivos.

En tiempos donde la palabra “ritual” suena arcaica, Bruno la recupera con inteligencia y la coloca en escenarios improbables. Ritual ya no es un acto sagrado vinculado a lo trascendental: es una reunión silenciosa en torno a lo artificial, una liturgia compartida de likes, prompts y procesadores cuánticos. ¿Estamos reemplazando los dioses antiguos por nuevas entidades hechas de código? Esa es la pregunta latente que recorre cada una de sus composiciones.

La colaboración con la IA no es aquí una herramienta pasiva. Es parte activa del proceso. Hay algo profundamente honesto en cómo @9cons.ai permite que la máquina cometa errores, los incorpore, los eleve. A diferencia de otros enfoques donde se intenta dominar al algoritmo, aquí se establece un diálogo. El artista propone, la IA dispone, y en esa tensión aparece lo inesperado. Es una alianza que abraza la imperfección, la ambigüedad y el azar como elementos creativos válidos. Y eso, en un momento de perfección algorítmica, resulta refrescante.

Lo que también destaca es su capacidad para mezclar temporalidades. La obra no se limita a lo futurista. Hay referencias constantes al pasado: esculturas romanas, deidades orientales, ruinas tipo Pompeya. Lo nuevo y lo viejo conviven sin jerarquías. Como si el tiempo fuera un plano superpuesto y el arte, un hilo conductor que nos conecta con todas las eras a la vez. En sus escenarios, lo ancestral no desaparece: se transforma. Lo mismo ocurre con lo humano.

Las preguntas que plantea su trabajo son tan urgentes como poéticas: ¿Qué adoramos hoy? ¿Qué lugar le damos a la tecnología en nuestras vidas? ¿Qué partes de nuestra humanidad estamos dispuestos a sacrificar por la promesa de un progreso permanente? Y más aún: ¿quién será el testigo de todo esto cuando, en el futuro, nuestras cabezas monumentales —como en su serie Endless Loop— yacen en desiertos coloreados, testigos mudos de una civilización que se creyó eterna?

En definitiva, el trabajo de @9cons.ai no busca respuestas. Y eso es justamente lo que lo vuelve poderoso. Nos deja suspendidos en una tensión visual e ideológica que incomoda y fascina al mismo tiempo. Nos enfrenta al vértigo de nuestro presente, disfrazado de futuro, y nos invita —con belleza, pero también con crudeza— a repensar el lugar que ocupa la tecnología en nuestra identidad colectiva.

Quizás, después de ver sus obras, la pregunta no sea si la IA puede crear arte, sino si estamos preparados para vernos reflejados en él.

Este texto has sido redactado tomando como inspiración los argumentos del propio creador, donde he aportado mis propios conceptos y un análisis de su obra muy minucioso. Además ha sido revisado por GPT para perfeccionar la distribución. Descubre más sobre la opinión del creador y más imágenes en la versión impresa de creAtIva Magazine / Vol/6 – Mundos Futuros.

Etiquetas: , Last modified: 7 mayo, 2025