RR. A modo de presentación, ¿cuéntanos quien es Andrés Torres?
AT. Andrés Torres Rivas es un dibujante, sobre todo pintor y grabador, que intenta contar cosas con la pintura o con la imagen que no puedo contar con la palabra. Es como busco ese hueco donde, ese nicho donde lo inefable un poco de contar lo que no se puede contar o lo que no se sabe cómo contar, ¿no? Es un poco lo prepalabra. Yo creo que tengo cierto pudor con la palabra porque me parece muy definitiva y muy, a veces para mí, quizás tendré el prejuicio que me parece muy categórica, aunque no lo es, aunque es igual de ambigua que la imagen o que tiene infinitas lecturas, no sé, con por ejemplo “las sillas” , para cada uno, es una silla distinta, ¿no? Entonces, bueno, pues, no sé, será una especie de pudor hacia la palabra que me ha impedido explorarla.

RR. A lo mejor es respeto, ¿no?
AT. Respeto, sí.
RR. La palabra al final es algo muy mágico, ¿no?, muy total. La palabra es performativa y de hecho en el génesis comienza con, …y lo primero fue el verbo. La palabra también es generadora de mucha magia, de materializar determinadas cosas, entonces con las palabras hay que tener cuidado. Por eso. Yo soy de pocas palabras, ¿eh?
AT. Sí, estoy completamente de acuerdo contigo. Te compromete más la palabra que la imagen. Aunque depende qué imagen hagas y depende qué palabra también, pero tengo la sensación de que es más fácil errar por la palabra. Mira todo lo que está pasando ahora con las redes, ¿no?

RR. Aparte de estudiar en la Complutense de Madrid, has completado tu formación en la School of the Art Institute of Chicago y en la Hochschule de Lucerna. ¿Cómo fue la experiencia y qué diferencias docentes encuentras entre cada una de ellas?
AT. Sí, hice dos cursos de preparatorios antes de empezar Bellas Artes y empezando Bellas Artes. quería aprender inglés, pero tenía una persona allí que me recomendó mucho el curso y al final fui a hacerlo. Y fue muy, muy, muy positivo, un privilegio poder ir y poder ampliar la visión de lo que eran los estudios artísticos antes de hacerlo aquí. Para mí fue una suerte tremenda, fui muy afortunado y muy feliz en estas estancias breves de School of the Arts Institute of Chicago. Y la verdad que ahí lo mejor aparte de los medios eran los profesores… Los cuentos, las historias y lo que nos conmueve no siempre está vinculado. Por más medios no va a ser mejor, pero sin duda fue una experiencia muy positiva y muy enriquecedora. En Lucerna también estudié y ahí, en Suiza, era también un nivel de medios muy elevado en comparación con la Complutense.

RR. Encuentro en tu pintura planteamientos que la acercan a la caricatura de Daumier, pero también al expresionismo de Beckman y Grosz y mas contemporáneamente a Baselitz, Phillip Guston o incluso Dokupil. ¿Cuáles son tus referentes pictóricos?
AT. tengo cierta reticencia al concepto caricatura porque yo creo que no son personajes caricaturescos al uso lo que busco… Yo creo que la base de la caricatura es la la crítica o la sorna y en mi caso yo les tengo más cariño. Son un lenguaje más de una expresión que un ataque a la proporción del otro. Es usar el lenguaje fisionómico como un lenguaje expresivo. Entonces no planteo tanto un diseño gráfico del otro. En cuanto a los retratos, por ejemplo, es más el susto del otro, de la alteridad, de enfrentarte a otro¨”. Es como de repente el foco va a otros sitios y la deformación no es una deformación medida y proporcional a la deformación que haría una caricatura, sino que es más sensorial y más de impacto, de alguna forma. No tiene ese componente moral, que tiene la caricatura.

Grotz, ahí está sin duda, es con uno de los artistas que más afín me siento con su estilo, su forma de ver el mundo de los disidentes, de los marginales. Es un Grotz y de repente es un Fassbinder, esa perspectiva de cuerpos alternativos en el sentido no normativos. Y bueno, eso me interesa mucho y siempre verlo es un gusto. Guston sí, me llama la atención, pero a nivel formal no, o sea, me gusta su apuesta, pero no es un referente formal para mí.
He tenido una etapa muy de Lucien Freud, ahora estoy muy obsesionado con Hockney y con Alice Neel, que los conocía desde hace mucho, pero Alice Neel me rompió la cabeza. Empecé una serie de 150 retratos del natural y a mitad de repente Empezó a entrar Alice Neel, empecé a intentar, a estudiar o a sentir y fue rompiendo esa serie. Entonces ya eran dos series distintas, o sea, no se parecía en nada el estilo con el que intentaba abordarlas al principio, mucho más contenido, más académico a lo mejor, más con un respeto de ser literal al otro y como más complaciente a algo mucho más suelto, que empezaban a ser los retratos que luego serían los azules o los negros.

RR. Te preguntaba sobre referentes plásticos, pero también cinematográficos, literarios.
AR. Dostoyevsky. Me impactó mucho, me gusta cómo habla de la condición humana. en cine, Haneke me gusta mucho. Cassavetes me encanta. Una mujer bajo la influencia me chifla, me conmueve mucho la ternura que hay en esa película. Y luego me encantan también los dientes amarillos y rotos. Y luego Fassbinder, para mí toda la primera parte de su filmografía me gusta mucho. Un año con trece lunas. Todos nos llamamos Alí y Berlín Alexander Platz es una de mis serie favoritas.
RR. Siempre trabajas escuchando música.
AT. Si, si, siempre trabajo con música. Me relaja y es como un cálculo que haces mientras estás haciendo otra cosa, como los actores de método que se ponen a fregar y están actuando. Te vas a la cabeza y de repente te distraes y consigues pintar sin pintar, dibujar sin dibujar.

RR. Aunque mantienes el formato de retrato tres cuartos como una constante, en determinados proyectos rompes el espacio y te alejas de la mirada natural.
AT. Comencé haciendo tintas, aguadas, me gustaba hacer un realismo un poco más… O sea, me gustaba pasar la mano por encima y que no fuera un carbón y que se fuera, sino que fuera algo como muy mineral y que se absorbiese por el papel y me parecía como magia. Y… Bueno, pues era una cosa más mimada, más detallada. Pero antes de eso siempre, yo desde pequeño, los personajes así más monstruosos y tal, siempre han estado ahí. Esa serie de retratos está tan… tan cuidada, me complementaba muy bien el hecho de mirar fuera para poder contar lo de dentro mejor, ¿no? Entonces aprendía herramientas y recursos de la observación del natural o de imágenes, porque son de foto y me permitía unos tiempos más largos y permitía trabajar la aguada de una forma un poco torpe, pero muy delicada. Luego después de eso se fue rompiendo poco a poco. Acabó esa serie de acuarelas, acabó en un bosque que de 2 metros 60 por 1 metro 50.

RR. Y ¿dónde habitan tus monstruos?
AT. La palabra monstruo viene de mostrare, que es señalar con el dedo. Entonces, yo creo que mis monstruos se han emancipado del dedo que los señala. Tienen algo como que les… No es que se las sude, pero son más libres en ese ejercicio de ser. Yo los siento más libres en su gestación o en su salir de mí, creo que se liberan, ¿no? O sea, se expresan, se cuentan, no sé. Pero creo que no es un monstruo terrorífico, son cuerpos más disidentes, son expresiones que salen de la buena forma, que atentan a una buena forma, que ya sea, pues hay muchos tipos de buena forma y hay muchos tipos de formas de atentar con ella, pero no digo que, por ejemplo, la buena forma sea la mala y el monstruo es la buena, pero tampoco lo contrario, no sé. Realmente nacen y lo hago porque puedo hacerlo.

© Ángel Torres
RR. En este sentido, el valor cromático/simbólico de tu trabajo es de una gran importancia como es el caso del proyecto Azules.
AT. Pues sobre el proyecto Azules, tengo una teoría de por qué escogí el azul, y es que el estudio estaba pintado de azul, la puerta del estudio y el baño eran azules. De alguna forma tuvo que permear en mí el color y de pasar tiempo en el estudio de alguna forma me pareció acertado y debí componer con lo que había en mi entorno. En un nivel más narrativo, me funcionó porque también tiene algo como de sueño, más onírico, que creo que potencia la narrativa onírica y que lo lleva a una luz submarina, lunar, como de algo que está en cierta penumbra o que está como velado, o que de alguna forma es un poco inconsciente o una especie de secreto.
RR. Háblanos de 2B (To Be). ¿Cómo te embarcas en el universo de autoedición? Este proyecto además te ha reportado diferentes galardones y reconocimiento.
AT. Sí, bueno, pues yo creo que en realidad me daba pena que se desmembrase una serie, creo que hacer un pequeño fanzine es una forma de conservar y preservar un bloque que era como un diario más íntimo, más personal, más una reflexión pequeña de algo a modo de cuaderno de botánica de estudio de un otro, disidente o diferente, pero también con su con su derecho de ser.
Como es un pequeño ejercicio de empatía de las rarezas de todos, como un como un acto de amor por el otro o de mimar a otros que no estuvieran en la normatividad. Y sí, sí, me dieron un premio en la Asociación de Galerías de Cataluña, premiaron una exposición que hice en Barcelona y me dieron el premio al mejor exposición de artista emergente por la exposición que da mucho prestigio y yo estoy feliz y a la vez me motiva mucho a seguir produciendo y la verdad que se agradece porque es verdad que es complicado encontrar apoyo en este mundillo, la verdad que eso fue para mí un subidón tremendo y un apoyo muy simbólico, muy muy potente que me legitimó ante mí mismo.

RR. Además del mural y la pintura de caballete has colaborado en proyectos escenográficos como por ejemplo para la pieza “El Ge” de Emma de Martino interpretada por Avelino Piedad. Cuéntanos como fue esta experiencia.
AT. Trabajos por encargo no es algo que suela hacer habitualmente, , pero con ellos fue muy agradable, los conocía, o sea a Emma lo conocía, era amigo, es amigo, y me propuso esto, dándome mucha libertad, y la verdad que pude hacer un poco lo que yo quise, y creo que en eso fue muy grande, muy generoso, en delegar tanto en mí y permitirme tanta libertad a la hora de hacer el fondo y esa imagen sin condicionarme, entonces con mucha libertad, mucho cariño, y bueno, estoy muy contento.
Muchísimas gracias Andrés por recibirnos en tu estudio y por tu amabilidad.