‘’Bramen los fauvistas, salvajes bestias, dodós, dadás; dancen los expresionistas, futuristas, cubistas, surrealistas, orfistas. Vuestro es el gran arte. […] Disparad salva tras salva, artilleros del arte, para el rescate del color. […] Artilleros, a vuestros cañones, y también vosotras, artilleras. Disparad vuestras salvas para glorificar el genio de vuestros artistas, disparad sin bala contra los pintores a quienes les gusta demasiado la comodidad. Pintores y pintoras, amigos míos, vuestros sagrados cañones no dan la muerte, sino la luz y la vida’’.
James Ensor. Discurso pronunciado en su exposición del Jeu du Paume, París. 1932.
Con su característico tono desafiante a la par que burlón, el pintor expresionista James Ensor aclamaba aquí la importancia de las vanguardias artísticas de su época frente al arte realizado con anterioridad o bien aquel que mantenía patrones clásicos. Además, el artista, por un lado, recordaba la importancia de las mujeres artistas y, por el otro, apelaba al uso masivo de los colores en la pintura, que fueran variados e intensos, por encima de preferir la paleta local, ya que esta se asocia a la pintura tradicional, precedente de las vanguardias. El color local significa aquel natural de una superficie, sea cual sea, aunque bien es cierto que dependiendo de las condiciones lumínicas, tiende a variar ligeramente. Comentaban Paul Zelanski y Mary Pat Fisher que existe ‘’el uso expresionista del color, que permite a los artistas utilizarlo para manifestar una verdad más emocional que visual. La piel humana reviste muchos colores, pero nunca el verde’’ (Color, edición de 2001).

En este aspecto, la pintura de Luis Álvarez Rodas (Capiatá, 1968) es una auténtica oda al color, al expresionismo, vinculándose claramente a una tendencia neoexpresionista en el ámbito pictórico. Zelanski y Fisher decían que el artista Georges Segal había empleado el verde para representar la desolación en la obra Depression bread line (1991). Sin embargo, esta utilización del color por su simbolismo tradicional no está presente en Rodas, quien recuerda a Ensor. De hecho, fue el autor de Ostende quien dijo lo siguiente: ‘’solo vivirán las obras nacidas de una visión personal’’ (James Ensor, discurso en el banquete que le ofreció La flandre littéraire, Ostende, 1923).

Nuestro protagonista usa el verde con frecuencia en los rostros de sus protagonistas; también en sus prendas o en los fondos de la composición. Es un verde potente, normalmente de la gama de los verdes amarillentos, así como intensos son sus azules medianos; otros colores habituales en Rodas. Tonalidades que desafían el realismo en el arte, el —supuesto— color natural de las cosas, del mismo modo que la impávida Mujer en azul (1901) del artista Pablo Picasso y su larga estela. Es una pintura pictórica, en lo opuesto a realista. Su plástica puede, asimismo, presentar la realidad vista por otros ojos, como el caso de las personas con daltonismo o bien con otras afecciones en el procesamiento del color por parte de la visión. En este aspecto, su tendencia neoexpresionista no solo se enfrenta al realismo y su vigencia en algunas tendencias pictóricas del presente —sobre todo, la vía académica y los hiperrealismos—, sino que muestra una faceta novedosa, inclusiva. El colorido alternativo no tiene por qué ser una muestra de una falsa realidad; tiene la posibilidad de convertirse en testigo de una realidad percibida de manera diferente y no normativa. Grosso modo, los colores de Rodas evocan la vida, pues lo colorido es sinónimo de animación y de vivacidad, alternándose verdes y azules con amarillos, rojos, rosas, morados, marrones y grises para teñir a las mujeres que protagonizan las obras del artista nacido en Paraguay.

En cierto modo, sus obras se asemejan a revisiones dulcificadas de las piezas del pintor Alekséi von Jawlensky cuando este último retrataba a mujeres, ya que Rodas se caracteriza por dotar a sus piezas de un sentimiento de buena autoestima, en lugar de cargar a sus personajes de cierta aridez e incluso actitud hostil y soberbia ante la vida. Las protagonistas de nuestro artista son mujeres jóvenes, o mejor dicho, sin una edad concreta, que manifiestan seguridad en sí mismas, con una gran fuerza expresiva tanto por el uso de los contornos gruesos como por el cromatismo llamativo y estridente. Aunque más relevante es todavía cómo miran fijamente al público, transmitiendo una actitud que transita entre la alegría, la determinación, el orgullo y la resiliencia. Hay cierta influencia de la fotografía de moda en sus obras y es que Rodas es igualmente diseñador de moda y maquillador profesional. De hecho, algunos de sus diseños para indumentaria canónicamente femenina acompañan a sus mujeres, manteniendo fuertes vínculos entre el diseño de moda y la pintura en sus trabajos pictóricos. Del mismo modo, muchas de las mujeres que pueblan sus obras están maquilladas, especialmente en la zona de los párpados y los labios, haciendo una mención ligera al trabajo de Rodas en el mundo cosmético.
Etiquetas: Luis Álvarez Rodas, Luis Rodas Last modified: 4 enero, 2024