En la carrera vertiginosa por imaginar el futuro, solemos caer en la trampa de la ruptura. Las narrativas dominantes insisten en mostrarnos mundos radicalmente distintos: cielos cruzados por drones, ciudades sin naturaleza, relaciones mediadas por algoritmos. El futuro, en ese relato, irrumpe, borra, reemplaza. Pero, ¿y si el futuro no rompiera con el pasado? ¿Y si, en lugar de un salto, fuera una continuidad?

La obra de Waleed Zoghby, bajo el nombre de @nostalgiafactory.ai, desafía esa idea del futuro como borrón y cuenta nueva. En su serie The Future Happened in the Past, no hay hologramas flotando en el aire ni paisajes completamente reconfigurados. Hay ropa tendida al sol, buganvillas cubriendo balcones, teteras humeantes sobre cocinas modestas. Y sin embargo, hay también robots, tecnología, naves oxidadas. Todo coexiste. Todo ha envejecido junto.
Zoghby plantea un retrofuturismo sensible, casi melancólico, donde lo tecnológico se amolda a la vida cotidiana sin transformarla. El resultado es una estética singular: ni distopía ni utopía, sino una suerte de realismo especulativo cálido, donde la IA imagina futuros con olor a pasado. Como si el tiempo hubiera pasado sin hacerlo. Un futuro que no desarraiga.
Beirut, su ciudad de referencia, no es aquí un simple telón de fondo. Es el corazón palpitante de esta visión. Una ciudad con miles de años de historia, marcada por conflictos, pero también por una tenacidad cultural que ha resistido siglos. En las imágenes de Zoghby, Beirut se mantiene reconocible: sus fachadas coloniales francesas, sus interiores arabescos, su atmósfera suspendida en el tiempo. La tecnología no la devora; la acompaña. Un robot puede servir té o compartir un cigarro en el zaguán, y nadie se sorprende. La escena es absurda y a la vez completamente coherente.
Este enfoque pone en evidencia algo que rara vez se cuestiona en el arte generado por inteligencia artificial: el sesgo cultural. La mayoría de las IAs están entrenadas con imágenes occidentales, lo que significa que, por defecto, cuando se le pide imaginar el futuro, lo hacen desde esa óptica: rascacielos neoyorquinos, estéticas cyberpunk, ciudades impersonales y frías. Frente a esto, Zoghby fuerza la herramienta, la dobla, la rehace. Sus prompts no solo incluyen elementos estéticos de Oriente Medio, sino que también introducen imperfecciones deliberadas: polvo, texturas desgastadas, encuadres torcidos. Porque la vida, y el futuro, también son eso: lo que no encaja del todo.
El resultado recuerda inevitablemente al videojuego Stray, donde un gato recorre una ciudad futurista sin humanos, habitada por robots que repiten los gestos humanos como rituales sin explicación. En Stray, el futuro parece desgastado, como si llevara siglos ahí. La propuesta de Zoghby comparte esa sensación de continuidad, aunque en su caso, se aleja del imaginario cyberpunk y se acerca más a un solarpunk poético: no hay decadencia como fin, sino como estilo de vida. No hay angustia por el progreso, sino aceptación.
Este futuro alternativo no necesita explicarse. Está ahí. No impone cambios, los sugiere. No revoluciona, adapta. La abuela sigue en la azotea tendiendo ropa, y el dron que pasa por encima lo hace sin interrumpirla. Las calles son las mismas, los gestos también. Pero hay una capa más, una vibración nueva, una tecnología incrustada como si siempre hubiera estado allí.
En tiempos donde lo nuevo se celebra por su capacidad de desplazar lo anterior, la obra de @nostalgiafactory.ai nos recuerda que también hay poder en la permanencia. Que imaginar el futuro no tiene por qué implicar abandonar nuestras raíces. Que a veces, lo verdaderamente revolucionario es imaginar un mundo donde nada cambia demasiado, y sin embargo, todo se transforma.
Porque quizás la verdadera innovación no sea crear desde cero, sino saber integrar. Y en ese ejercicio, la nostalgia no es un freno, sino una brújula. Este texto has sido redactado tomando como inspiración los argumentos del creador, donde he aportado mis propios conceptos y un análisis de su obra muy minucioso. Además ha sido revisado por GPT para perfeccionar la distribución. Descubre más sobre la opinión del creador y más imágenes en la versión impresa de creAtIva Magazine / Vol/6 – Mundos Futuros