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Escrito por: Exposiciones Sevilla

Colectiva de artistas jóvenes andaluces en el CAAC

El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo acoge la exposición “Entre las formas que van hacia la sierpe y las formas que buscan el cristal”, muestra que sigue la estela de «¿Qué sienten, qué piensan los artistas andaluces de ahora?» realizada en 2016. En esta ocasión, con el comisariado de Joaquín Jesús Sánchez y Roxana Gazdzinski se ha querido potenciar el trabajo de 12 creadores del panorama andaluz actual, nacidos a partir de 1980.

La muestra toma su título de “Vuelta de paseo”, primer poema de Poeta en Nueva York de Federico García Lorca, adelantando la variedad de intereses, temáticas y/o materiales de los artistas que conforman esta exposición.

Ana Barriga. Junto a ti, 2020 ©José Morón

Artistas y proyectos

ÁLVARO ALBALADEJO – Dinámica de la descomposición, 2020

Esta instalación se esconde del espectador, pues para verla, hay que entrar en la sala y levantar la mirada. Este preámbulo esquivo y, hasta cierto punto, seductor, sirve para sorprender al visitante, que de pronto se da de bruces con una pieza de escayola instalada en el techo de la sala, a modo de moldura. Inspirada en una forma ornamental habitual en las rejas y las cancelas andaluzas, está recubierta parcialmente con cristales de permanganato de potasio, que, dependiendo del estado de secado, pueden ser violetas, rojos o negruzcos. La obra, una vez instalada, ha sido rociada con una solución de permanganato y sulfato para favorecer el florecimiento de nuevas cristalizaciones, de modo que irá evolucionando de una manera imprevisible a medida que transcurra la exposición. Esta combinación entre forma que va hacia la sierpe y cristales de permanganato tiene una razón de ser curiosa, ya que este compuesto se usaba como remedio contra las mordeduras de víbora.

ANA BARRIGA – Junto a ti, 2020

El poema “Vuelta de paseo”, del cual proviene el verso que da título a esta exposición, se manifiesta en esta sala traducido por la artista en formato de símbolos y colores, una interpretación caleidoscópica y aparentemente inocente y lúdica, donde cada color y cada símbolo representa un verso del poema. Se reduce a los colores que la artista asocia a ciertas palabras clave de cada verso: “asesinado” (rojo) por el “cielo” (azul) equivale a marrón. Ana Barriga nos invita a entender el poema a través de las asociaciones que podamos extraer de las columnas de colores y las cenefas con ilustraciones a modo de viñetas. Adentrándose en el terreno del humor, el juego y la ironía, Barriga rompe patrones comunes al posicionarnos ante la realidad con un enfoque distinto e inesperado.

PABLO CAPITÁN DEL RÍO – Sin título, 2020

Junto a uno de los antiguos hornos de la fábrica de cerámica de la Cartuja, se despliega una gran pieza metálica que se asemeja a un crucifijo pero que realmente es una estufa. Desglosada de un modo similar a esos juegos infantiles en los que se recortan y se construyen figuras geométricas, Capitán establece un diálogo de opuestos entre el horno (el humo, la vertical, la altura, lo cerrado) y la estufa (el fuego, la horizontal, el suelo, lo diseccionado), además de un diálogo con el propio espacio en el que han sido dispuestas las piezas de cierta unidad cromática, entre las que destacan de forma intencionada pequeños elementos.

Pablo Capitán del Río. Sin título, 2020 ©José Morón

ÁLVARO ESCALONA – Autorretrato, 2020

Durante un viaje a Nueva York, el artista grabó sonidos en los puentes de Manhattan y Brooklyn (cruzando el East River), a través de micrófonos de contacto e hidrófonos, que captan vibraciones de las superficies y recogen sonidos acuáticos. A partir de estos creó una instalación inmersiva que busca establecer un estado de transición en el espacio donde se encuentra, la Capilla de Afuera de la antigua Cartuja de Santa María de las Cuevas. Esta instalación, funciona como un limbo, una sala de espera donde lo transitable y el cambio es el sonido: un puente entre dos mundos. Esta capilla está apartada del edificio principal, que albergó la Orden de los Cartujos desde finales del siglo XIV hasta mediados del siglo XIX. Los sonidos grabados en los puentes neoyorquinos (que unen las dos islas), presentan una forma de conectar dos conceptos o dos mundos. Por una parte, la instalación se presenta en el CAAC, ubicado en la Isla de la Cartuja, entre los dos brazos del río Guadalquivir y conectada por puentes al centro de la ciudad. Por otra, estas circunstancias, esta sensación de transición, de no estar ni en un sitio ni en otro, nos remiten al verso que da nombre a la exposición.

VALLE GALERA – Dejaré crecer mis cabellos, 2020

Valle Galera se ha centrado en una de las 18 imágenes que García Lorca entregó a José Bergamín junto con el manuscrito de Poeta en Nueva York, una tarjeta postal en la que se vería una persona negra linchada. El empleo de esta imagen suponía una explicitación del horror por parte de Lorca, como si las palabras no fuesen testimonio suficiente. Aunque no conocemos exactamente qué imagen era la que Lorca quería publicar, que estas postales circularan libremente hasta 1908 (35 años antes habían sido censuradas las obscenas) puede ayudarnos a imaginar el Nueva York que se encontró el poeta y, más concretamente, la situación de exclusión y opresión en que se encontraban en ese momento las comunidades afrodescendientes. Lorca sintió pronto interés por esa cultura marginal y Galera se sirve de este punto de partida para reflexionar sobre la imagen y la violencia, empleando a su vez los elementos preexistentes en la capilla en que se dispone la instalación, como los frescos de símbolos pasionales y los escudos con cinco llagas que aún se conservan.

IRENE INFANTES – El equilibrio del arropo I y II, 2020

Su proyecto se centra en los usos más ordinarios que se le ha dado a la lana a lo largo de la historia y la transición de material noble a producto de mercado, fijándose en dos de los más cotidianos y reconocibles: manta y colchón. Los dos están directamente asociados con la protección e intimidad. En el poema “Vuelta de paseo”, Federico García Lorca se encuentra en el medio, en equilibrio entre dos caminos: “entre las formas que van” y “las formas que buscan”. Las formas que van, lo que conocemos, en este caso los objetos corrientes, se contrarrestan y se equilibran en esta instalación con lo desconocido, la transformación, el nuevo comienzo, en las formas que buscan.

Las obras de gran tamaño, hechas principalmente a partir del interior de colchones antiguos, están cargadas de historia y del mismo modo que el textil más primitivo, el fieltro, no está ni hilado ni tejido, se presentan compactas pero semi-translúcidas. Se descubre el interior de estos colchones de lana y borra, se muestra sin pudor su olor, su suciedad y restos de su trayectoria, transformado en un nuevo objeto que revaloriza un material que yacía escondido. Los textiles apilados, cargados de vivencias, se exponen doblados en sí mismos, independientes pero formando un solo objeto, sin dejar ver pero dejándonos adivinar su procedencia e historia a través de sus señales.

Christian Lagata. Gran serpiente pequeña serpiente, presa, 2020 ©José Morón

CHRISTIAN LAGATA – Gran serpiente pequeña serpiente, presa, 2020

Lagata presenta una instalación configurada por varias esculturas de acero, unos vaciados de tubería hechos con cemento, piezas de látex impregnadas con óxidos y residuos, azulejos y una pieza central y elevada que cuenta con su propia iluminación. La instalación ofrece una lectura puramente formal, en la que verticales y horizontales se intersecan, generando lecturas de arriba abajo y de izquierda a derecha. También, otra que alude a las reflexiones en torno a la construcción de la ciudad moderna y contemporánea y cómo los lugares ya preestablecidos en los que habitamos ahorman nuestras vidas.

MANUEL M. ROMERO – Sin título, 2020

Manuel M. Romero propone dos obras de gran formato que parecen, en un primer vistazo, dos monocromos: uno blanco y uno negro. La propuesta marca un compás de espera en el frenesí de imágenes con las que nos apabulla la contemporaneidad. Esta reducción esencial, que podría tener una lectura inicial un tanto ascética (el cuadrado, el blanco y el negro, la pintura sola en la pared), deja paso, a medida que el espectador se aproxima y se detiene, a un rico espectáculo de detalles pictóricos ejecutados con elementos tan dispares como el esmalte, la cera, la tinta, el óleo o el espray.

JOSÉ MANUEL MARTÍNEZ BELLIDO – Flora, 2020

Con el nombre de Flora, presenta tres grupos de trabajos en los que se indaga en esas otras cosas que también suceden en la foto. Martínez Bellido propone un juego de relaciones formales y semánticas entre elementos fotografiados y otros que viven de la fotografía.

MORENO & GRAU – La Piel contra La Roca, 2020

Alba Moreno y Eva Grau trabajan sobre la identidad y la memoria. Sobre huellas fotográficas y esculturas que apelan a lo sensorial por encima de lo meramente racional. Las artistas ahondaron en estos dos conceptos por medio de un acercamiento eco-fenomenológico y experiencias espontáneas en un viaje al glaciar Vatnajökull (Islandia).

Mercedes Pimiento. Como un monumento al colapso, 2020 ©José Morón

MERCEDES PIMIENTO – Como un monumento al colapso, 2020

A partir de un capitel original ubicado en el atrio de la entrada a la iglesia, la artista ha generado varias copias mediante procesos de reproducción de moldes y contramoldes. Las piezas huecas resultantes están hechas de distintos materiales vinculados con el edificio, en estado más o menos poroso y permeable. Éstas se han colocado en distintos espacios interiores y exteriores, en línea recta, creando una traza ficticia que atraviesa el edificio desde el atrio hasta la huerta del claustrón.

FLORENCIA ROJAS – Les mauvaises terres à traverser, 2020

Florencia Rojas presenta un proyecto relacionado con la forma de vida solitaria y recluida de la Orden de los Cartujos, que residieron en este edificio de 1401 a 1836, donde indaga en su vinculación con el paisaje: el paisaje espiritual y metafórico del desierto y el paisaje que habitaron a orillas del río Guadalquivir.

Rojas propone una selección fotográfica de especies vegetales que sobreviven a las duras condiciones que se dan en verano en el Desierto de Tabernas en Almería. Estas piezas se intercalan en la pared con los recipientes llenos de agua proveniente del río Guadalquivir, sintetizando los elementos topográficos que formaron parte de la vida de los cartujos en Sevilla. Los recipientes están colocados a distintas alturas en la pared, aludiendo a las marcas que dejaba el agua en los azulejos del edificio como huellas del caudal que alcanzaba cada inundación.

Fechas: Hasta el 9 de mayo de 2021
Lugar: CAAC, Sevilla

Etiquetas: , , , , , , , , , , , Última modificación: 11 enero, 2021