Hoy charlamos con Isidro López-Aparicio, un artista que se vale de su obra, el comisariado y la educación para mostrarnos como el arte puede ser una poderosa herramienta de transformación social.

PAC -¿Cuándo y cómo surge ese primer impulso que te lleva a dedicarte al arte?
iLA -Empecé mi formación muy joven, y con numerosos reconocimientos, pero para mi realmente el arte empezó a tener sentido cuando el compromiso social que desarrollé en mi juventud empezó a tener reflejo en mis procesos artísticos. En ese momento es cuando de forma natural el lenguaje artístico encontró su sentido y mi verdadera motivación.
El ser humano es el mayor depredador que existe en el mundo, y es el responsable de todas las desigualdades e injusticias que vivimos. Aunque parezca paradójico al mismo tiempo creo en la grandeza del ser humano y en su responsabilidad con un mundo global, y humildemente desde la creación artística es donde encuentro mi manera de intentar aportar mi gota de agua que ayude a apagar éste “incendio”.

PAC -Artista, profesor y comisario, ¿cómo combinas esta multifacética vida profesional?
iLA -Todo forma parte de un mismo proyecto en el que las tres facetas se alimentan unas de otras desde parámetros artísticos. Lo que motiva mi creación artística no es la obra en sí misma como un objetivo final. Entiendo la función del artista en la sociedad como algo mucho más amplio que un productor de objetos. Una de las claves de mi trabajo artístico se basa en la resistencia a la depredación que implica el sistema capitalista, y precisamente entender en el siglo XXI al artista sólo como un agente del mercado sería una visión restrictiva. Al contrario, para mí es necesario entender y desarrollar mi trabajo de forma multifacética en el que la mediación con la sociedad es una parte fundamental, en la que tanto la gestión como la docencia son una extensión natural del procesos artísticos y que estos a su vez son rizomáticos.
En concreto, el mundo de la educación está estrechamente ligado a mi trabajo artístico, pues mi obra la entiendo como una extensión natural de lo artístico en la vida. Tanto es así que una de la obras que mayor transcendencia están teniendo es la universidad alternativa, libertaria y sostenible que fundé, la Liberis Artium Universitas. “La LAU” es una Universidad Libertaria que fundé desde lo simbólico, como acción de denuncia ante el capitalismo académico imperante que no solo tiene como principal fin el enriquecimiento económico sino el de controlar el tipo de conocimiento que se imparte para construir obreros útiles del sistema liberal. En contra de esto, la LAU genera conocimiento en lugares donde difícilmente las universidades regladas les interesaría, y este se comparte en abierto. Dentro de este proyecto se han dirigido las tesis de artistas ilustres como Isidoro Valcárcel, Luis Camnitzer, Llorenç Barbe y Montserrat Palacios, los Torreznos, la más bella (conjuntas). Todas ellas tesis imposibles de haber sido admitidas en los espacios reglados, pero que han demostrado ser más que dignas merecedoras de cum launden. Asimismo incluye el claustro internacional de personas sin hogar que constituye un centro adscrito de la LAU dentro de un comedor social de Lleida. Becas de Investigación como la de Gregorio Sánchez. También se han llevado a cabo otras acciones vivas y necesarias como por ejemplo los contratos con la Universidad de Tifariti y la Universidad Indígena Intercultural.

PAC -Te defines como un creador nómada, ¿qué significa?
iLA -La realidad es que me definen como nómada, pero yo me defino más como “migrante de oficio”. Tengo una gran admiración por los pueblos nómadas, fueron los grandes perjudicados por la creación de los países estado. La propia estructura mental de un pueblo nómada contradice el imperio acumulativo capitalista, de aquí mi fascinación. En mi condición de emigrante de oficio, trabajo también desde planteamientos de sostenibilidad y decrecimiento pues viajo con mis manos, mis conocimientos y mis capacidades y trabajo con lo que encuentro a donde me desplazo, prefiero no mover “mercancías artísticas” conmigo. Esto me permite y me obliga ha llevar a cabo procesos de mediación con el espacio al que emigro, tanto social como formalmente.
PAC -Consideras el arte como una herramienta que puede activar los procesos de transformación social, ¿cómo?
iLA -Sí, y en este caso tengo que hacer referencia al libro que me encargaron desde el CENDEAC, “Arte político y compromiso social. El arte como transformación creativa de conflictos” (2017), que se ha convertido en un referente en el mundo del arte sobre la capacidad de transformación social del arte. En él se explica cómo estos procesos deben de tener características propias para que cumplan ese fin, de forma que el artista tenga un pensamiento consecuencial, y una formación en este campo. Hay que tener en cuenta que dentro del mundo artístico, es mi especialización en el ámbito de la cooperación y de la ciencia en estudios de paz y resolución de conflictos los que me permiten; abordar estos procesos con características propias que me diferencian.

PAC -Tu obra tiene un marcado carácter político y social, ¿sería la inmigración uno de sus pilares?
iLA -Sí, la migración es uno de los pilares de mi trabajo tanto artístico como comisarial. Recuerdo la muestra que comisarié para la Fundación Botín en ARCO 2020, titulada precisamente: “migración”, en la que se desplegaba mi entendimiento de la migración como un hecho innato al ser humano. Y a nivel como creador mis comportamientos se enmarcan en las pautas de sostenibilidad y me exijo una austeridad propia de la precariedad del migrante. El ponerme en el lugar del otro es claramente otro de esos pilares de mi obra, tanto es así que me ha llevado a asumir los mismos riesgos que otros sufren, de forma que el espectador empatice con la realidad.
PAC -Y en total conexión con esto, estaría tu investigación sobre la identidad…
iLA -La identidad ha sido una de mis primeras obsesiones. Soy una persona con una gran necesidad de comprender cómo funcionan las cosas, y esto me lleva a desarrollar investigaciones intensas, como fue en el caso de “identidad”. Tanto es así que incluso asistí a seminarios del Sinn Féin, o me relacioné con filósofos turcos para comprender el nacionalismo otomano de Kemal Atatürk… para finalmente llegar a la clara conclusión de que la identidad, como un hecho estático, ha sido instrumentalizada tanto por los dictadores del siglo XX como en la actualidad los nacionalismos para generar diferencias, mientras que la identidad por definición es dinámica, el ser humano tanto individual como colectivamente está en un constante cambio.
De aquí que una de las obras principales que he desarrollado que se basa en la construcción de la identidad colectiva a partir es una ceremonia en la que se lleva a cabo un acto de “transferencia de la memoria”. Los rituales como hecho identitario de las sociedades son la base de estas acciones que he llevado a cabo en comunidades circasianas, armenias, gitanas, carelias, entre otras que por diversas razones se encuentran en situaciones de precariedad, ya sea por el desplazamiento, la marginación y la exclusión que sufren estas minorías, los desplazamientos forzosos y la marginación.
Las familias de estas comunidades son convocadas alrededor de un gran poster, dispuesto para ello, para llevar a cabo un proceso de transmisión de sus memorias, sus herencias culturales, sus orígenes. Las personas mayores trazan sus geografías y las de sus antepasados junto a una línea de tiempo, la de su árbol genealógico, de una manera orgánica y gráfica se celebra una ceremonia que une a la familia y la conecta con el orgullo de sus raíces.
Estos procesos de mediación ayudan a activar la memoria y generan cartografías visuales en las que identificarse. La participación de la comunidad y el diálogo generan vínculos y dan vida a los relatos. Estas acciones también se han llevado a cabo en Zaatari, el campo de refugiados sirios en Jordania, en el Almendralejo un barrio olvidado de Jaén, así como en la Casa Invisible el centro social y cultural de gestión ciudadana en Málaga.
Se trata de un ritual fluido, poroso y necesario en tiempos de olvido. La ceremonia continúa con la captura fotográfica de los objetos más preciados para ellos, aquellos que contienen sus memorias, y con el compartir un almuerzo con recetas de su comunidad. Un momento de pausa en el tiempo en el que distintas generaciones se unen en una ceremonia alrededor de su historia en la que la palabra y lo visual construyen un gesto de resistencia ante la velocidad de la sociedad capitalista y la sustitución de las interacciones físicas por las pantallas ayudan a generar vínculos e impedir el desarraigo.

PAC -Tu trabajo artístico gira en torno a los objetos y el lugar que éstos ocupan en nuestra vida, siempre creando sobre lo ya existente. ¿Podríamos decir que existe una conciencia ecológica en tu obra?
Sí, la ecología, la sostenibilidad, el decrecimiento, la naturaleza… son partes fundamentales de mi obra y una de mis grandes preocupaciones. Un ejemplo de este interés es que me llevó a cursar el primer Máster de Gestión Medioambiental, en la UE. Este acercamiento parte de la premisa de que el desbordado consumo capitalista es insostenible en un planeta con recursos limitados.
En este sentido anoto dos obras que defienden los oficios, los procesos sostenibles y el uso de materiales naturales propios de nuestra tradición social e histórica como actos de resistencia para construir “el futuro que queremos”.
Saponificación se basa en una antigua tradición de reciclar el aceite usado para convertirlo en jabón. Un procedimiento ancestral de “make yourself”, una herencia fundamental para conectarnos con nuestro pasado en un fluir más humano. La obra se construye comunitariamente, y los jabones con forma de pelotas de baloncesto, establecen un paralelismo irónico con Jeff Koons, se sumergen en una pecera donde el agua los disuelve, en una crítica a la especulación capitalista del mercado.
Las cántaras, contenedoras de agua y de vida, se derriten en una metáfora imposible y se convierten en imágenes del transcurrir lento del tiempo. Asimismo, reivindican el uso de la cerámica como alternativa ante la cultura de usar y tirar de los plásticos y abandonadas en la naturaleza, esperan la conciencia colectiva para dar este cambio, hacia la sostenibilidad que persigue el equilibrio de la vida.

PAC -Para crear te vales de instalaciones, nuevas tecnologías, fotografía, dibujo, arte de acción… ¿con qué medio te encuentras más cómodo expresándote?
iLA -Principalmente soy dibujante, indistintamente que este se expanda en el espacio y se convierta en escultura o en una acción, foto, video… pero incluso cuando es un simple documento como la obra “contrato de disponibilidad” que firmé, ya hace muchos años con Isidoro Valcárcel Medina lo cuido con los parámetros estéticos de un cuidado dibujo. O cuando realicé el largometraje Latidos de MINA. FREE paths maker. La escultura móvil que explota minas antipersona lo que hace es dibujar en el desierto la palabra FREE y el hilo conductor de la película es mi cuaderno de dibujos.

PAC -Te has jugado la vida literalmente en varios de tus proyectos, ¿por qué?
iLA -Nunca lo he planificado, siempre ha venido como resultado de trabajar en lugares de conflicto y sobre todo de llevar mi compromiso hasta el extremo. Entiendo el acto artístico como un hecho en el que el artista se compromete con su obra, no sólo formalmente sino también con el concepto que articula su creación. La coherencia, que para mí tiene que tener el acto creativo, si termina implicando poner mi cuerpo, poner mi vida en riesgo tengo que hacerlo aunque no forme parte en ningún momento de mi objetivo. Sé que otras fórmulas en las que se instrumentaliza a otra persona para asumir esos riesgos tendría un mayor impacto mediático y consecuentemente una mayor rentabilidad, pero ese no soy yo, ni mi forma de entender el hecho artístico.
No entiendo el arte como un hecho que se delega. La sostenibilidad y el decrecimiento en la creación artística no permite entender el arte como un hecho productivo, soy de los artistas que le gusta participar en todo el proceso de creación. De aquí que no delegue mis acciones a otros y sobre todo en los momentos más difíciles. No entiendo un artista social y político si no se compromete en sus acciones, sino es así, lo que está es instrumentalizando situaciones como excusas para la creación. Y el entender el arte como un hecho que compromete me ha llevado a situaciones muy extremas, pues la obra no sólo es apariencia sino que gestiona la realidad.

PAC -Tu obra ha visitado medio mundo en forma de exposición o acción, si tuvieras que elegir una de entre todas… ¿cuál sería y por qué?
iLA -Sí, mi carrera artística la he desarrollado principalmente internacionalmente en el extranjero, no he sido un artista subvencionado y/o que haya dependido de apoyos políticos territoriales, o galería/dependiente, mi independencia creativa ha sido para mi siempre fundamental. Mi libertad en la gestión de mi carrera profesional ha sido algo que siempre he cuidado mucho. Esto ha implicado muchos costes, intentar cuidar éticamente mi trayectoria no ha sido sencillo, pero al mismo tiempo ha sido la base de poder haber construido una propuesta artística tan sólida que me identifica internacionalmente. Claramente es muy difícil elegir una obra, pero quizás Don’t Shoot Guernica / Palestina sería una de las que elegiría pues recoge muchos de aspectos que me definen. Es el resultado de un proceso largo en el que la mediación forma parte fundamental, en el que la transformación de un conflicto es fundamental, en el proceso lo colectivo es fundamental, se parte del respeto a mi herencia identitaria, ha necesitado de una formación previa muy compleja, trata de los muros y de las migraciones, de los derechos humanos, de la paz, he tenido que resolver en el contexto y esto me ha llevado nuevamente a poner mi vida en peligro de muerte… tanto que espero no después de siete veces en la que he estado en grave riesgo, esta sea la última.
Don’t shoot es un Guernica del siglo XXI, tiene sus mismas dimensiones 3,49 m x 7,77 m pero para que esta imagen existiera me llevó a colgarme frente a los francotiradores israelíes portando, como única defensa, una camiseta que les pedía no disparar. En esta frontera se ubica el campo de refugiados de Aida, en donde han sido asesinados infinidad de palestinos, como el niño de 13 años Aboud Shadi, abatido por un francotirador en 2015.
Esta acción de colgarse cabeza abajo la he llevado a cabo solo o en grupos de hasta quince personas desde Finlandia hasta el Sahara bajo el lema: “invertidos, aprendiendo a relacionarse”.
La acción tuvo su origen en los Diálogos de paz de Colombia durante el 2002. Más tarde la obra fue censurada en Israel y convertida en un símbolo en Palestina. Se trata de un trabajo que necesita ser pensado y realizado para poder sortear los obstáculos y las limitaciones, también para que no sea censurada y termine en una tragedia. Esta preparación incluyó la coordinación con la tv palestina, el borrado de metadatos, utilizar estrategias de guerrilla, preparar interrogatorio, asumir las consecuencias futuras de limitaciones de movilidad y apoyos.
Y es una obra que se encuentra en colecciones tan importantes como la de la Fundación Shoman, expuesta al aire libre para que la población palestina pueda identificarse, o en la actualidad en la bienal de Tenerife comisariada por Adonay Bermudez y Carlos Delgado Mayordomo.

PAC -¿Cuáles son tus próximos proyectos a corto y largo plazo?
Siempre trabajo en continuo y reconozco que me cuesta un poco hablar del futuro pues todo siempre cambia. Pero desde un proyecto que me tiene ilusionado sobre las fronteras y los muros en México, a otro en Colombia sobre migración y transformación social, a exposición en la galería Isabel Hurley, o otra con el Ministerio de Cultura en cinco Museos Estatales por toda España que participo y soy comisario… por supuesto tengo que volver a Jordania a seguir con el proyecto que se interrumpió durante la pandemia y que implicaba viajes a Siria, Palestina, Turquía… pero sobre todo dejar fluir la vida y que la creación artística esté a su servicio.
PAC -Muchas gracias Isidro por acercarnos a tu obra, reflexiones e inquietudes.
Fotografías:
1- Don’t Shoot Guernica / Palestina (Palestina, 2019) https://vimeo.com/348894366
2-Procesos de transmisión de memoria (Jordania, Siria, Turquía 2016-2020) https://vimeo.com/221627853
3-Balsa especulación humana (Benidorm, Alicante, el Mediterráneo 2018) https://vimeo.com/334860845
4-Invertidos. Aprendiendo a relacionarse (Finlandia, España… 2002-2020) https://vimeo.com/45604153 y Aislamiento colectivo ( Sahara 2007) https://vimeo.com/43779497
5-La memoria de los objetos Praxis, ARTIUM (Vitoria, 2016)
6-Cántaras reposadas. (Museo Lázaro Galdiano, Ministerio de Cultura, 2022) https://vimeo.com/723100923 y Saponificación. De hidrófoba a hidrófila. (Centros Culturales de España en Uruguay, Costa Rica, Puerto Rico, Ecuador, El Salvador, 2010-2023) https://www.isidrolopezaparicio.com/portfolio_page/fabular-un-mundo-diferente/
7-Cartel de la película, LATIDOS DE MINA FREE pathmaker ( 2019) https://vimeo.com/219160605
8-Latidos de la mina. Free Paths Maker (Sahara 1998-2018, MUSAC, León)
9-Arco de Viento. Memorias del Genal. (Genalguacil, Málaga 2017) https://vimeo.com/226029612
Que digo hijo mío que para tus padres heres el mejor te queremos mucho besos