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Paloma Muñoz

Escrito por: Artist Interviews Entrevistas

Entrevista a Paloma Muñoz

Paloma Muñoz (Madrid, 1965). Talleres de arte en la Internationale Sommerakademie fur Bildende Kunst en Salzburgo con Wolf Vostell y Martina Jetelová y en el Círculo de Bellas Artes con Antonio Saura, Andres Nagel y Jiri Georg Dokoupil. Estudió varios años Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid y paralelamente seis años de alemán en el Goethe Institute de Madrid. Aprendió los programas de Adobe gracias a una beca de la Comunidad de Madrid en 1991 en la Universidad Politécnica de Madrid y eso le cambió la vida. Ahora realiza, poco a poco, estudios de Filología Inglesa por la UNED. Artista visual con doscientas exposiciones a sus espaldas. Trabaja desde la fotografía y la instalación. También escultura. Desde 1993 forma pareja artística con el artista Walter Martin. A caballo entre El Campello y Pensilvania, pasando por Lavapiés en Madrid.

J.L.M. – Tienes tus raíces en Madrid. Desde 1993 radicada en Nueva York, desde donde te proyectas. ¿Te hubiera gustado seguir establecida en España y desde allí proyectarte o ves que tu trayectoria no habría sido la misma?

Paloma Muñoz – Me enamoré de Nueva York a los cinco minutos de llegar, la verticalidad de la ciudad me emocionó, es imponente. La luz en un día cristalino de mayo puede ser sublime, sentí una mezcla de miedo y asombro esos primeros días andando por Brooklyn y Manhattan. La diversidad de la gente, el ritmo de la vida y una sensación acogedora, casi de pueblo a nivel de calle, terminaron por seducirme. Nueva York transformó mi vida.

No creo que hubiera podido desarrollarme como artista en Madrid pues en los años 90 España estaba en una crisis profunda y no creo que yo hubiera podido sobrevivir con artista. Nueva York fue difícil pero me permitió desarrollarme y me dio oportunidades.

Paloma Muñoz

J.L.M. – ¿Qué te impulsa a salir de España y radicarte finalmente en Nueva York?

Paloma Muñoz – Pues al principio fue el amor. El querer ver si la relación con Walter podía funcionar y la promesa de una aventura existencial, pero después fueron más cosas, el arte y una fascinación por una cultura nueva.

Madrid siguió siendo una ciudad importante, tanto para Walter como para mí, pero Nueva York ofrecía oportunidades muy importantes. Walter estaba representado por la P.P.O.W. Gallery e hicimos una exposición juntos en 1994 que tuvo bastante éxito, también surgieron obras públicas con el MTA Arts for Transit y con la Public Art Fund. Hemos seguido trabajando juntos desde entonces.

J.L.M. – ¿Qué ansiabas?

Paloma Muñoz – Tenía veintisiete años y ansiaba hacerme como persona adulta y como artista, aprender, pero también crear obras, aportar algo al discurso, tener amigos, integrarme en la ciudad, creo que quería muchas cosas a la vez.

Paloma Muñoz

J.L.M. – ¿Lo encontraste?

Paloma Muñoz – Sí. Es parte de un proceso continuo, sigo aprendiendo y encontrando oportunidades interesantes en el arte y tengo amigos a los que quiero muchísimo.

Ahora vivimos en un bosque en Pensilvania pero no estamos muy lejos de Manhattan. Ha sido muy interesante entrar en un ámbito semi rural y de los exurbs. Te encuentras con un mundo emocional y psicológico completamente diferente del de la gran ciudad. En América están pasando cosas muy fuertes en estos entornos rurales y en los extra radios de las grandes ciudades. En el mejor de los casos la gente se siente desplazada y abandonada por la élite cultural y económica, en el peor, se sienten víctimas de un sistema económico corporativo que utiliza a la población para extraer beneficios. Este mundo inspiró nuestra serie Travelers, a la que hemos dedicado mucho años de nuestra vida, y más recientemente la serie Casa Ciega/Blind House, que vamos a exhibir el año que viene en el Center for the Humanities en Ann Arbor, Michigan.

Paloma Muñoz


J.L.M. – ¿Qué diferencias fundamentales, debilidades y fortalezas, estableces entre ambos lugares en cuanto al desarrollo de tu práctica artística y al propio Sistema del arte?

Paloma Muñoz – El mercado del arte en Nueva York es potente. Ha evolucionado mucho desde que estoy allí. Ahora los coleccionistas tienen mucho más dinero que en los noventa, esto es en parte un reflejo de la gran desigualdad económica que se está desarrollando en los Estados unidos en los últimos diez años. Los coleccionistas compran a precios altos las obras de muy pocos artistas que pertenecen a menos galerías. En unos casos los coleccionistas compran y esperan, dejan que el artista y su galería trabajen; que expongan en museos, que reciban buenas críticas y, si ven que es el momento, venden a precios mucho más altos en subastas. En otros casos los coleccionistas están financiando museos privados en colaboración con algunos conservadores y esto termina de cimentar el valor de sus colecciones. La ascensión económica del mercado del arte ha sido algo vertiginoso, es como la bolsa.

Tal vez el problema en el mercado del arte Americano sea que está altamente concentrado en muy pocos valores. Para que te hagas a la idea de lo concentrado que está el poder, leí en el New York Times que el 90% de las exposiciones individuales en los principales museos en USA las hacen artistas pertenecientes a tan solo 10 galerías de arte. Son los mismos artistas que vas viendo por todo el mundo. Por eso acabas viendo las mismas exposiciones en Nueva York, Londres o Berlín. Eso es duro de llevar para la mayoría de los artistas que no participamos de ese mercado multimillonario y esa autopista expositiva. Y al igual que pasa con la clase media Americana, parece que solo existimos para que otros extraigan beneficios.

Una grandísima diferencia con España es que allí existe un mercado secundario. Si un coleccionista invierte en una obra buena, sabe que la podrá vender en subasta o a través de una galería si decide desprenderse de ella. El mercado secundario es probablemente más fuerte que el primario y hace que la inversión en arte sea líquida y a veces espectacular. Eso en España apenas existe y el coleccionista tiene por tanto miedo a comprar algo que es muy difícil revender en el futuro.

En España lo que hay ahora que es muy positivo es una entrada de colecciones importantes gracias al Ministerio de Cultura. También hay un montón de ideas interesantes y un gran potencial artístico, solo hace falta más chispa económica.

Paloma Muñoz


J.L.M. – ¿Crees que puede mejorarse algo?

Paloma Muñoz – Claro que sí. Algo que me parece muy mal en España es que no se permita a los artistas trabajar y cobrar la jubilación, una jubilación que suele ser completamente insuficiente para vivir, pero que ayuda a proteger de la pobreza. Esto es algo que se permite en casi todas las economías avanzadas porque es positivo para el individuo y para la economía de un país.

J.L.M. – Eso mismo, ampliado a tu experiencia internacional, ¿qué deberíamos aportar y erradicar en la práctica artística contemporánea?

Paloma Muñoz – Ciudades como Madrid se benefician inmensamente del arte. Los grandes museos como El Prado, el Thyssen-Bornemisza o el Reina Sofía, atraen a millones de personas de todo el mundo año tras año. Una buena colección de arte es vital para la salud económica y mental de una ciudad. Los artistas de hoy somos los museos del futuro, pero a los artistas contemporáneos en España no se les apoya mucho. No existe el dinero para eso. Eso significa que en las colecciones mundiales del futuro habrá muy pocos artistas Españoles. Me parece trágico, pues es un país lleno de mentes brillantes y muchas se están desperdiciando.

Paloma Muñoz

J.L.M. – Desde la aldea global, y desde tu perspectiva, ¿Cómo se aprecia desde fuera este proceso de vuelta o reforzamiento de los nacionalismos?

Paloma Muñoz – Pues viéndolo un poco desde fuera el nacionalismo parece una corriente contraria a todas las políticas progresistas de los últimos años que han traído consigo la creación de la Unión Europea, los mercados abiertos y la sociedad del bienestar. Estos nacionalismos parecen servir los intereses de las fuertes fuerzas antidemocráticas que están intentando minar el proyecto Europeo tanto desde dentro como desde fuera. Europa, más que Estados Unidos, es el último bastión democrático del mundo, un mundo que cada vez parece tener más oligarcas y más demagogos. El tema es muy preocupante. Paradójicamente es el sistema global de internet el que está propiciando esta radicalización, con la manipulación a distancia de los votantes y las fake news.

J.L.M. – ¿Algún proyecto pendiente a realizar en España?

Paloma Muñoz – Walter y yo estamos preparando una exposición en el Centro de Arte Tomás y Valiente de Fuenlabrada que se inaugura el veintiséis de abril. Estamos probando cosas nuevas y es emocionante.

J.L.M. – Un proyecto que cueste arrancar.

Paloma Muñoz – Dependiendo de los días, ¡salir de la cama! (risas). Ser artista no es fácil. Te tienes que inventar todo todos los días y además creértelo. A eso de las doce de la mañana está uno ya agotado. (risas). Pero los artistas nos entusiasmamos enseguida y con un poquito de apoyo hacemos maravillas.

J.L.M. – Un deseo.

Paloma Muñoz – Ser mejor artista y mejor persona. Tener el tiempo y la fuerza interna para poder hacerlo.

Imágenes: ©Walter Martin & Paloma Muñoz

Etiquetas: Última modificación: 7 septiembre, 2023