‘’En la percepción visual casi nunca se ve un color como es en realidad, como es físicamente. Este hecho hace que el color sea el más relativo de los medios que emplea el arte. […]
En vez de aplicar mecánicamente o presuponer las leyes y normas de la armonía cromática, se trata de producir efectos cromáticos definidos a través de la apreciación de la interacción del color, haciendo, por ejemplo, que dos colores muy diferentes parezcan iguales, o casi iguales. El objetivo de esta clase de estudios es desarrollar la vista para el color, a través de la experiencia, mediante el proceso de tanteo. Ello significa, en términos concretos, observar la acción de los colores y sentir su parentesco’’.
Interacción del color. Josef Albers. 1963.
El pintor alemán Josef Albers, que además fue un gran pensador del arte y profesor, concentró su teoría respecto a la cromática en el libro Interacción del color (1963). Se trata de un manual para aprender a aplicar el color en una obra de arte, teniendo en cuenta la práctica, en definitiva, la suma de la percepción visual y el trabajo visomotriz, en lugar de caer en las leyes ópticas. El arquitecto José Antonio Franco Taboada defiende la relación entre la teoría del color de Albers y la del escritor romántico Johann Wolfgang von Goethe, dando importancia también a las investigaciones en el mismo campo del filósofo Arthur Schopenhauer, que terminó refutando el pensamiento goethiano.
Asimismo, la pintora Natalia Martínez Falcó (Avilés, 1985), esencialmente no académica, tiene una manera de cultivar la pintura que guarda conexiones con Albers. En definitiva, ambos/as se instruyeron inicialmente en carreras distintas. Albers cursó estudios de educación primaria para convertirse en maestro de esta etapa, aunque muy pronto se fue orientando cada vez más hacia el arte y su enseñanza. Por otro lado, Falcó se licenció en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Oviedo y con el tiempo quiso recuperar el trabajo con el pincel. Asistió a clases extraescolares de pintura durante su infancia, como bien nos aclarará en la entrevista, pero no siguió un itinerario profesionalizante. Sus saberes en el ámbito empresarial y especialmente en la rama de la mercadotecnia fueron aumentando y consolidándose gracias a la formación complementaria y la experiencia laboral. Sin embargo, hace unos pocos años retomó el arte pictórico, enfocándose en la abstracción.
La artista avilesina se caracteriza por el autodidactismo. Esto no significa que los conocimientos aprendidos de niña se hayan desperdiciado, pero está claro que su carácter experimental no le permite basarse demasiado en dicha preparación básica.
Así, su pintura está fuertemente influenciada por el valor que otorga al color, el cual tiene una carga expresiva y es, por tanto, subjetivo; muy personal en cuanto a lo que significa para Falcó y lo que al final evoca en el público. Además, concede mucha trascendencia a la técnica, en concreto a las texturas finales que ha generado.
No solo su manera de empezar con el arte guarda cierta relación con el pintor alemán. El entrenamiento de la vista es fundamental en los/as dos para seleccionar los tonos, hallar las concordancias y los contrastes, a pesar de que Albers plantea esto desde la perspectiva del aprendizaje y Falcó lo hace para conseguir una estética bella en sus piezas. En cualquier caso, están de acuerdo con que el ensayo es la única vía para el progreso. Ahora es el momento de acercarnos al arte de la avilesina Natalia Martínez Falcó.
– Sabemos que no tienes formación académica en arte, pero quisiéramos conocer más sobre tu evolución en el terreno pictórico.
No estudié la carrera de bellas artes ni tengo estudios superiores relacionados con el arte, ni siquiera con el dibujo en particular. Asistí a clases extraescolares desde bien pequeña durante varios años junto a mi hermana, pero después lo dejé, aunque mi vena artística y mi creatividad siempre han estado muy presentes. Creo que todos llevamos una parte de creatividad en nuestro ADN; tan solo hay que desarrollarla o saber potenciarla. Mis conocimientos los he ido adquiriendo poco a poco de manera autodidacta, un estilo totalmente libre, a mi manera, visitando diferentes galerías de arte, consultando tutoriales, cuentas en redes sociales de diversos artistas, etc. El no tener ningún tipo de educación profesional en arte me brindó y me sigue brindando la plena libertad y la motivación suficiente de hacer las cosas como quiero, como me dé la gana y desde el alma, desde el corazón, aunque no considero que mi estilo sea réplica de nadie.
Es cierto que me inspiro en muchos y muchas artistas revelación del momento; las redes sociales abren un mundo inmenso e infinito para poder inspirarse y captar ideas. Visito al día infinidad de cuentas de redes sociales que me transmiten distintas sensaciones y me ayudan a plasmar lo que de alguna manera llevo dentro de mí. El arte gusta o no gusta, en el arte no hay cosas bien o cosas mal, el arte, arte es, el arte es libre y hace ser libre; esa es la auténtica magia del arte. Lo importante es lo que hace sentir o ver al que observa cada obra. No creo que tengan que existir comparaciones entre personas que tengan títulos artísticos o que hayan tenido entrenamiento artístico. Lo importante es qué producen y qué consiguen despertar en cada persona con su arte.
– Rastreando en tu cuenta de Instagram, hemos podido ver que en tu trayectoria predomina la pintura abstracta. Sin embargo, hay obras en las que representas mujeres africanas con tocados coloridos. Coméntame cómo has abordado el asunto de la figuración y la abstracción.
El 2020 fue el año en el que empecé a desarrollar un arte abstracto que nunca había practicado antes. Lo definiría como abstracción lírica, pues no es el arte abstracto que estamos acostumbrados a ver. La abstracción lírica pretende conseguir transmitir la emoción del artista, jugando con los colores, las sombras, rechazando representar la realidad objetiva y que sea el público el que saque sus propias impresiones, sentimientos, inspiraciones… Así pues, en un lienzo en blanco puedo crear emociones partiendo de cero, pues las posibilidades en un lienzo de tales características son ilimitadas. Previamente a experimentar esta técnica, comencé con una serie de retratos, como bien decís, de tocados africanos con pinturas acrílicas: una pequeña colección muy interesante que no continué, pues las texturas y el indagar en diferentes mezclas de materiales plasmando el estado de ánimo y las emociones del día a día me llamaron mucho más la atención. Anteriormente, yo hacía figuración, pero de manera inconstante.
Fue en plena pandemia cuando experimenté mezclas de todo tipo. Incluso, llegué a mezclar sal de cocina y arena de playa al no tener muchos recursos en casa. Tiré de imaginación y me puse a probar, pues no hay mejor resultado que innovar, no saber lo que hacer exactamente para conseguir avanzar, tanto en el arte como en la vida en general. Tal fue la cantidad de lienzos que pinté que cuando me di cuenta estaba exponiendo en una muestra individual en Gijón, en la Fundación Alvargonzález bajo el título «Remolino de emociones». Tras el éxito de mi primera exposición, vinieron otras más, en Oviedo, en Avilés… Y espero que lleguen otras tantas.
– Apreciamos que estás trabajando mucho con el color y el relieve, resaltando las formas que crea el último, pero parece que rehúsas el dibujo. Cuéntanos más en torno a la decisión de trabajar con la materia, con el pigmento de esta manera tan particular. El color es muy relevante, pero no podemos olvidar la importancia de las texturas producidas. Explícanos más.
El color y sus mezclas son cuestiones fundamentales en mis obras. El color es el elemento que potencia la expresividad y la emoción, pero hay otros elementos que hacen resaltar y potenciar la obra, por ejemplo, cuando empleo la técnica grattage o esgrafiado, pintando varias capas de pinturas acrílicas y rascando sobre la capa final. En otras obras, la pasta relieve y sus texturas cumplen también un papel fundamental. Están situadas en la base del lienzo y luego añado capas de acrílicos encima, haciendo que se impregnen en las texturas de la base. En la actualidad estoy utilizando solamente pintura acrílica sobre lienzos de lino o de algodón. Realizo obras en todos los tamaños, desde pequeños lienzos a obras de gran formato.
El proceso es muy divertido, pues vas jugando con las formas y los relieves, y tras un par de días de secado se aplican las capas de pintura acrílica. A veces tengo en mente lo que quiero plasmar o hacer sentir. En otras ocasiones, por lo contrario, empiezo sin rumbo, a la deriva, o incluso con una pequeña idea que nada tiene que ver con el resultado y resulta ser magnífico luego, pues el propio artista se sorprende de lo creado.
Los relieves, los colores, los volúmenes y las sombras deben tener cierto sentido o cierta lógica en lo concerniente a lo que quiero transmitir, pero insisto, cada persona verá y sentirá lo que su visión y su mente experimenten. No hay mayor satisfacción que despertar ciertos sentidos o emociones en los demás.
– Tus obras, por un lado, se inspiran en asuntos de la naturaleza —geológicos, geográficos, astronómicos…—. Siguiendo al filósofo Platón, estos se corresponden con el mundo sensible y asimismo otras piezas recorren el mundo inteligible, simbolizando ideas y estados de ánimo, sentimientos —sosiego, revolución, euforia, etc.—. ¿Puedes explicarnos la dicotomía en la representación de los diversos temas, naturaleza-idea en tu arte, además interpretados desde la abstracción?
El mar, los atardeceres, las puestas de sol, la lluvia, las diferentes luces que vemos al cabo del día, en definitiva, la naturaleza en sí representa para mí algo muy importante y que de alguna manera tiene una conexión con el estado de ánimo y lo que uno pueda sentir. En mis obras, como comenté anteriormente, intento plasmar estados de ánimo a través de los relieves y la mezcla de colores que de alguna manera se ven identificados con la naturaleza. Aunque se trate de un estilo de abstracción lírica, uno puede ver en mis obras una isla panorámica, un país, una cascada, una puesta de sol y/o generarle al mismo tiempo paz, serenidad, confusión, tristeza… Creo que al final el ser humano convive con la grandiosidad de la naturaleza y el sentimiento, emociones y estado de ánimo que esta le genera, obviamente, bajo las circunstancias de cada uno.
– Quizá es la pregunta incómoda, pero necesaria. ¿Te está importando la cuestión de vender?
Comencé como hobby y sin ninguna pretensión de venta y así sigue siendo, pero nació la oportunidad de hacer arte también por encargo. He llegado a vender más de treinta obras en escasos dos años. Evidentemente, hay pedidos en esas ventas. Si me lo hubieran comentado cuando empecé las primeras mezclas de pasta relieve y acrílicos, me hubiese reído a carcajadas. Habría pensado que era un sueño, pero a veces los sueños se cumplen. Solamente hay que perseguirlos, luchar por ellos y creer en uno. Si yo hubiese hecho caso de ciertos comentarios, no estaría ahora mismo respondiendo a esta entrevista. Si te apasiona algo, hazlo, y si no te sale a la primera, para eso está la segunda y la tercera y así hasta el infinito.
Imágenes cortesía de la pintora.
Etiquetas: Natalia Martínez Falcó Última modificación: 5 septiembre, 2023