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Blanca Muñoz - Articulo decimo aniversario Input Magazine

Escrito por: arte Revista

Recordando Input Magazine, la revista mutante en su decimo aniversario

La versión impresa de la revista Input se presentó en la feria madrileña de edición independiente Libros Mutantes, en el año 2014, hace una década ya. Gracias a la difusión alcanzada previamente con la versión digital, en papel se presentaba una versión con textos más reflexivos, mezclados con la palabra y la obra de artistas actuales. Cada número impreso tuvo su propio estilo de diseño, cambiante dentro de un mismo formato, entre libro y revista, entre publicación única y emisión periódica, con ideas, crítica y entrevistas. En total, entre 2014 y 2017, se lanzaron al mercado seis «libros mutantes» de Input Magazine.

Escultura de Blanca Muñoz en Plaza de España. Foto: Hugo Álvarez

De forma prácticamente espontánea, sin ninguna intención rígida de elaborar monografías (a excepción del número especial sobre el «Guernica«), los números solían generar coincidencias temáticas relevantes. Por ejemplo, el número 1 puede ser leído como un informe sobre la autonomía y el compromiso social del arte. El humorista gráfico El Roto, que tiene obra pictórica firmada con su nombre real (Andrés Rábago) y que fue entrevistado por Jone Uriarte, es un caso muy visible de compromiso social mediante sus célebres viñetas en el diario El País: si no es estrictamente arte político, por ser tan explícita la función periodística de su actividad, sus ilustraciones cómicas nos sirven para plantear la discusión precisamente desde el límite.

Este límite entre la política y el arte es una clave básica de la sociedad y de las ciudades modernas: es arte el arte urbano incluso cuando es tan explícitamente social o político? La fama de Banksy ha demostrado que sí, y así en Input Magazine mostramos desde el principio una selección de los mejores artistas urbanos de España (Rosh 333, Dosjotas, Luce, Yes, el colectivo Boa Mistura, Okuda, E1000).

Quizá es cuestión de que el arte pueda ser político sin ser sectario, de ser social sin dejar de ser poético, de ser implícito cuando ser demasiado explícito arruinaría las lecturas más interesantes. Estas categorías de lo implícito y lo explícito han sido conceptualizadas filosóficamente por José Luis Pardo, uno de los principales intelectuales españoles y mi profesor en la Universidad Complutense, que contribuyó con un ensayo original sobre Walter Benjamin a establecer las coordenadas del debate en el primer número. Una verdadera teórica, además de una artista, la catalana Núria Güell fue entrevistada por Sonia Fernández Pan en un diálogo iluminador que sirvió de complemento perfecto al excelente texto de José Luis Pardo. En mi columna como director puse una cita de la nietzscheana Ayn Rand para compensar cualquier prejuicio marxista a la hora de hablar de intervención artística en la sociedad o en la política. El broche final era la conversación en un coche compartido entre el artista Guillermo Mora y el comisario Rafa Doctor durante una excursión/visita a la «Catedral de Justo», un templo de inspiración gaudiana construido a partir de materiales reciclados, el sueño de un monje albañil en Mejorada del Campo.

Últimamente se ha desatado la polémica de la Inteligencia Artificial (IA) y la autenticidad de las imágenes, algo que enlaza con el número 2 de Input Magazine, que trajo la presencia resurreccional de Walter Benjamin y la incorporación del prestigioso experto en semiótica Jorge Lozano. El número más pop, incluía al chef Dabiz Muñoz, al arquitecto Iñaki Ábalos, al escritor Agustín Fernández Mallo, la moda de Maya Hansen, una ilustración de Ricardo Cavolo, una reseña de una película de Jim Jarmusch, videojuegos, música electrónica y cómic. Más hipster imposible. Además, la estética del número era algo kitsch, algo hortera, un extraño pastiche, a lo mejor el anuncio embrionario de una novedad. Era entonces esa conjunción de disciplinas creativas una nueva visión estética que convierte al arte contemporáneo en el laboratorio expresivo de un campo de juego que es la sociedad en su conjunto, la vida en su dimensión comunicativa? O, por el contrario, era una visión vulgar y de mal gusto del panorama cultural, un simple intrusismo profesional de todas esas disciplinas adyacentes? Yo creo en lo primero ahora, a pesar de ese efecto kitsch que tuvo adelantar esa fusión de disciplinas.

En ese mismo número, Marta Álvarez inició nuestras recomendaciones de biblioteca, Nerea Ubieto y Álvaro de los Ángeles se encargaron de homenajear al programa televisivo Metrópolis y Manuel Segade entrevistó en París a la veterana Esther Ferrer, pionera de la performance, a la que inmediatamente concedieron el Premio Velázquez. Ahora Segade está al frente del Reina Sofía y su programa está tan sintonizado con el consenso internacional (basta leer su charla con Andrés Jaque con motivo del décimo aniversario de la revista Icon) que la derecha política no debería poner trabas a su desarrollo, compatible con una defensa en positivo de los logros civilizatorios de España desde otras instancias. Quiénes, entre la joven hornada curatorial, vienen a seguir esta labor modernizadora de Input Magazine? Por mencionar a alguien, desde mi punto de vista, Inés Muñozcano, antes en Slowtrack, que ha declarado que «los memes son arte».

La IA puede imitar el estilo de las obras de alguien, claro, el interrogante es de qué forma podría generar un estilo propio. La respuesta cínica a esta objeción ha sido plantear si no es toda obra de arte humana también una imitación suma de otros estilos. Sin embargo, algo falta. Además de que cualquier estilo es un crisol de otros estilos, y además del lugar común de que todo lo puro es una mezcla en origen, la obra de arte humana añade, de forma más o menos consciente, un ingrediente imprescindible que es la realidad vital de un autor: es decir, una expresión singular y a la vez plural, una marca personal, un carácter único, el misterio que denominamos «libertad». Porque en eso consiste el arte, un factor necesario es la libertad.

Si la función principal de un objeto es la «belleza», en ese sentido de «libertad», hay arte: si en una obra de cine, de arquitectura, de moda, de decoración, de cualquier forma de expresión, esta función empática de «libertad»/»belleza» (es decir, la personalidad o excelencia de un autor que actúa de mediador de emociones) se ha sobrepuesto con éxito a cualquier otra función de utilidad suele hablarse de que hay arte (por eso se dice «cine de autor» cuando quiere destacarse que la función de ese cine es la «belleza artística»).

La libertad y el mundo global, con la opinión estelar de Robert Crumb gracias a The New York Observer, es precisamente de lo que van varios textos del número 3, que creo que puede ser estudiado como un libro al igual que los demás números (en gran parte, estos «libros mutantes» de Input Magazine son estudiables al paso de los años gracias al nivel de los geniales ensayos de Lorena Muñoz-Alonso, Sonia Fernández Pan, Lara Sánchez Coterón, Vanina Saracino, José Luis Pardo, Mario S. Arsenal, Jaime Cuenca o Marti Manen, una auténtica escuela de pensamiento).

Una obra es un crisol de experiencias vitales (un alma, una biografía), además de un crisol de influencias estilísticas (una tradición, una herencia). Un gran acierto de la reciente remodelación de Plaza de España, aquí en Madrid, es la instalación de unas esculturas de la artista contemporánea Blanca Muñoz. El estilo de esta escultora es reconocible, tiene una voz propia con la que conectar. En definitiva, esa aportación de libertad (ese «input») es lo que le falta decisivamente a la IA.

Input Magazine dejó de publicarse en el año 2017.

Etiquetas: Última modificación: 22 abril, 2024